Kitty se encontraba en su carpa tipo habitación descansando un momento después de haber entrenado esa noche con su grupo, estaba agotada...
La verdad es que no han comido en días, debido a las pocas provisiones que ellos tenían y que se le habían agotado, más encima los tarados de los guardias no se han dignado a entregar la comida. Tampoco han tenido tanta suerte con la cacería, no había mucho donde recorrer, uno que otro bicho encontraban...
Y decir cuantos días habían pasado desde que salió de las celdas de castigo no tenía remota idea...
Cabe nombrar que no había visto al guardia que le había ayudado, por lo que él había explicado, cada cierto tiempo rotaban los recorridos o zonas que debían cuidar o resguardar torres, celda, patio, etc. Así que novedades de afuera no tenían, aunque si esperaba que llegara alguna noticia.
- Eh... ¿Kitty? ¿Puedo pasar? - preguntó Alice.
- Sabes que sí - le contestó Kitty con voz cansada y a la vez suave, no quería parecer que no quería visita debido a su cansancio.
- Gracias – le dijo ella entrando y se sentó al lado de ella - ¿Te encuentras bien? ¿Te estoy molestando? - preguntó al ver su cara.
La gata oscura negó con la cabeza – No, nada que ver, estoy agotada, el que comamos menos y hacer esfuerzo físico no es buena combinación que digamos.
- Sí, tienes razón, me pasa lo mismo - concordó ella notando su agotamiento – En realidad todos estamos así.
- Y eso que les dije que detuviéramos los entrenamientos hasta tener fuerzas de nuevo, pero ustedes se negaron – dijo Kitty.
- Tú misma dices que no hay que perder el tiempo, a pesar que las condiciones no son las óptimas, será un gran beneficio para nosotros como grupo.
- No diré nada más - dijo resignada agregando un bostezo.
Alice rió levemente – Siento haber molestado – dijo ella mirando al suelo.
- No molestas, estoy aquí para escucharte, que esté cansada tanto como tú no quiere decir que no lo haré - le animó.
- Precisamente eso quiero, que me escuches – dijo ella un poco triste, preocupando a Kitty.
- Dime que pasa, ya sabes que cuentas conmigo.
- Es que...bueno ya han pasado varios días desde que mandamos noticias...Mi hermana ya debe estar enterada... - dijo Alice, se veía que aún le afectaba el tema – ¿Tú crees que me odia? ¿Habré hecho bien contarle que estoy aquí? - preguntó - Realmente me siento muy mal en preocuparla de esa manera... - dijo mirando al suelo.
- Estás loca, ¿Cómo te va a odiar por esto? - le dijo Kitty – Recuerda que no es tu culpa.
- ¡Es que no puedo evitarlo! Mi hermano siempre me reprochaba que yo siempre me metía en problema para llamar la atención y angustiar innecesariamente – dijo ella – Y creo que tenía razón.
La gata oscura negó con la cabeza – Te equivocas, creo que él decía eso de lo enojado que estaba en ese momento, al parecer te gustaba hacer travesura – supuso ella, Alice sonrió levemente dándole razón - E insisto que fue buena decisión decirle, es inevitable que se ponga mal, pero creo que es más injusto que ella pensara que estabas bien sana y salva en el grupo ¿Te imaginas si regresaba allá y no te encontraba ahí? Se llevaría una mala sorpresa y si fuese así ¿Por dónde hubiera comenzado a buscarte?
Alice se quedó en silencio apenada – Pero caí aquí, sé que me dijiste que no es mi culpa ¡Realmente me siento pésimo!
- ¿Qué ibas a saber tú que te encontrarías con un reino podrido? Dímelo, tú misma me dijiste que estuviste en el lugar y momento equivocado.
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Eres la luz dentro de mi oscuridad
AventuraGato trabaja en la Guardia Real del Palacio en el reino en el que vive donde aloja sus cinco princesas que juntos a sus compañeros tienen que proteger y cuidar. Pero él solo le interesaba una, Dulcinea. Bueno eso era lo que creía hasta que en su cam...