Kitty al despertar, se sintió desorientada, miró la habitación y se preguntó si estaba soñando, había perdido la cantidad de veces que soñó estar fuera de esa cárcel que aún le costaba creer que estaba afuera y segura.
Ella se sentía un poco mejor y aliviada, a pesar de haber dormido un montón, seguía sintiéndose agotada y por lo que dijo Claire es porque su cuerpo estaba débil por el mal comer y falta de buen alimento, sin contar su embarazo... entonces debía alimentarse mejor poco a poco y descansar lo que le pidiera su cuerpo.
Cada mañana Kitty apenas se despertaba, acariciaba su vientre mientras le tarareaba una canción que le cantaban de pequeña, era su forma de saludar a sus bebes.
- Te ves tan dichosa – le dijo su amiga entrando a la habitación con un buen desayuno, como siempre muy atenta.
Ella sonrió ante el halago – No pretendía ser madre tan pronto, pero no te niego que en un comienzo estaba muy asustada y ahora...estoy muy feliz.
Su amiga se sentó al costado junto a la bandeja que le había traído.
- Normal que sientas eso, es algo nuevo para ti y sinceramente nadie está lista para esto – le animó.
- Es verdad – concordó.
- Espero que no tengan ganas de nacer aún, necesito que agarres fuerza, has bajado mucho de peso – dijo ella.
Kitty asintió – Aunque... vivo con sueño – dijo resignada, suponiendo que es normal por todo lo que ha pasado - ¿A qué hora nos vamos?
- Falta poco, solo estamos esperando en cargar con lo necesario para el viaje, Joey vendrá por nosotras.
- Parece mentira ¿O no? Después de tantos años... - dijo Kitty.
- Sí, seremos... libre – dijo la gata bicolor - ¡Ya! Come será mejor, así puedo aplicar el analgésico, tu contusión ha mejorado mucho.
La gata de ojos azules ni se resistió y comenzó a comer, de toda forma estaba muy nerviosas que con suerte pudo con unos bocados, mientras que Claire aplicaba la pomada, pensaba en lo preocupada que estaba debido el peso de su amiga, su salud seguía siendo delicada y necesitaba reposo absoluto, con esto se refería a no viajar... pero su miedo que Dulcinea comenzara su casería y que averiguara de su estado era tan palpable que accedió a irse lo antes posible, de lo contrario se hubieran quedado incluso hasta que nacieran.
Y la loca consiguiendo todo lo que quería aun así no dejaba tranquila a su amiga y Claire sabía que no era por ella misma si no por sus futuros sobrinos, Kitty los estaba protegiendo a ellos sobre su vida, su amiga sabía que sus hijos serían un punto débil en la cual Kitty estaba dispuesta a todo con tal de protegerlos, aunque sea sacrificando su propia salud, ella lo presentía. Claire conocía muy bien a su amiga.
- Toma, bebe este jugo de vitaminas por lo menos, veo que no tienes mucho apetito – ofreció su amiga.
- Esta bien – dijo Kitty con resignación, mientras lo hacía, la gata bicolor tocó el vientre de su amiga – Hoy nos vamos pequeñines, su tío Joey está preparando nuestras cosas y el resto arreglando la carreta para irnos.
- ¿Noah y Carlos están a las afueras del reino? – preguntó Kitty dando a duras penas un trago de su bebida.
- Sí y finalmente Alice pudo hablar con su hermana – contó ella – Nos estará esperando en la primera parada.
- Que bueno, por fin se re encontró con Noah – dijo Kitty – Ella me ayudó mucho en la cárcel ¿Sabes?
Claire asintió – No sabes la infinidad de veces que le agradecí – dijo ella abrazando a su hermana con cariño.
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Eres la luz dentro de mi oscuridad
PertualanganGato trabaja en la Guardia Real del Palacio en el reino en el que vive donde aloja sus cinco princesas que juntos a sus compañeros tienen que proteger y cuidar. Pero él solo le interesaba una, Dulcinea. Bueno eso era lo que creía hasta que en su cam...