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Bruce dejó caer las maletas de Eric en el pasillo y cerró la puerta detrás de ellos.

Bruce: Me alegra tanto que estés aquí...

Eric y Bruce se estaban besando apasionadamente, sus cuerpos moviéndose en sincronía mientras se despojaban de sus ropas. Pronto, toda la ropa cayó al suelo, dejándolos solo en ropa interior. Eric respiraba con dificultad, su pecho subiendo y bajando rápidamente. La tensión en el aire era palpable, la anticipación casi tangible. Ya en la cama, Bruce agarró su corbata, una sonrisa traviesa en su rostro.

Eric sabía para qué era la corbata y trató de protestar.

ERIC: No, Bruce, no quiero que me ates...

Bruce se acercó más a Eric, sus labios rozando suavemente los de Eric antes de susurrar.

BRUCE: Vamos, cariño, confía en mí.

Eric vaciló, pero los besos suaves de Bruce lo convencieron. Finalmente, Eric cedió y Bruce le ató las manos con la corbata, asegurándose de que estuvieran cómodamente sujetas.

BRUCE: Ahí está..eres tan sexy así..~

Bruce hizo que Eric colocara sus manos atadas detrás de su cabeza. Luego, sujetó fuertemente las caderas de Eric, su toque firme pero cariñoso. Comenzó a lamer el cuerpo de Eric, su lengua caliente recorriendo la piel de Eric, haciéndolo estremecer y soltar gemidos involuntarios.

ERIC: Ah~ Bruce~

BRUCE: Relájate, vas a disfrutarlo. -susurró Bruce, su aliento cálido contra la piel de Eric-

Bruce subió su lengua hasta llegar a un pezón de Eric y lo mordió suavemente, haciendo que Eric arquease la espalda de placer. Repitió el proceso con el otro pezón, cada mordida suave enviando oleadas de placer por el cuerpo de Eric. Colocó su mano en la boca de Eric, tratando de callar los gemidos del chico.

BRUCE: Shhh, no tan fuerte~

La sensación de vulnerabilidad excitaba a Eric más de lo que quería admitir. Bruce se introdujo lentamente dentro de Eric, haciéndolo gemir aún más fuerte. Cada movimiento de Bruce era medido y controlado, cada empuje dentro de Eric enviando oleadas de placer por su cuerpo. Eric soltaba gemidos fuertes mientras mantenía sus manos detrás de su cabeza.

ERIC: Ah~ Bruce!~

Bruce dejó caer su cabeza un poco hacia atrás, tratando de aguantar sus propios gemidos, su rostro una mezcla de concentración y placer. La vista de Eric, atado y expuesto, lo volvía loco de deseo. Eric comenzó a moverse solo, sus manos atadas se colocaron en el pecho de Bruce.

ERIC: Bruce~ por favor, más rudo~

BRUCE: Como quieras, amor. -respondió Bruce, su voz ronca de deseo-

Bruce aceleró el ritmo, aumentando la intensidad de cada movimiento. Sus manos se aferraban a las caderas de Eric, guiándolo con fuerza y precisión. Eric gemía más fuerte, sus gemidos llenando la habitación, una mezcla de placer y deseo.

ERIC: Sí~ Bruce!~ así~

La conexión entre ambos se hizo más profunda, cada movimiento sincronizado, cada gemido compartido, llevándolos al borde del éxtasis. Eric sentía cada parte de Bruce dentro de él, su cuerpo respondiendo a cada empuje, a cada toque. Finalmente, ambos llegaron al clímax, sus cuerpos temblando con la intensidad del momento, el placer recorriéndolos como una descarga eléctrica.

Bruce se inclinó hacia Eric, liberando sus manos de la corbata y envolviéndolo en un abrazo. Ambos respiraban pesadamente, sus cuerpos entrelazados, disfrutando del post-coito.

BRUCE: ¿Estás bien, cariño?

ERIC: Sí, fue... increíble.

BRUCE: Me alegra que lo disfrutaste. -sonrió Bruce, dándole un último beso antes de caer agotado al lado de Eric-

Ambos se quedaron abrazados, disfrutando de la cercanía y el calor del otro, sintiendo que habían alcanzado un nuevo nivel de intimidad y conexión en su relación. Eric sentía una mezcla de emociones: vulnerabilidad, satisfacción, y un profundo amor por Bruce. Cada caricia, cada beso, cada susurro de Bruce lo hacía sentirse más cercano a él, más seguro.

Eric: Bruce... te amo.

BRUCE: Yo también te amo, Eric. -dijo Bruce, susurrando suavemente en el oído de Eric, llenando de calidez su corazón-

La pareja poco a poco entraba a un sueño profundo. Habían compartido algo más que solo el físico, habían compartido sus almas, sus corazones, y eso era lo que realmente importaba.

Ecos Del Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora