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NEW YORK

Bruce siempre había sido mi roca, mi confidente más cercano en medio del caos de giras y conciertos. Siempre nos encontrábamos juntos, compartiendo risas y momentos especiales, pero últimamente, su atención hacia mí parecía más intensa que nunca. Era como si cada sonrisa, cada gesto amable estuviera dirigido específicamente hacia mí, y aunque siempre lo había considerado como un gran amigo, últimamente comenzaba a preguntarme si había algo más detrás de sus acciones.

Fue en una tarde calurosa, mientras nos preparábamos para salir al escenario por última vez en esa gira agotadora, cuando Bruce me tomó de la mano y me llevó a un rincón apartado del backstage. Tenía un brillo nervioso en los ojos y un rubor evidente en las mejillas que no pude evitar notar. Aunque aún no había terminado de ajustarme una bota, decidí seguirlo, curioso por descubrir qué estaba pasando por su mente.

Cuando entramos en la pequeña habitación, me di cuenta de que Bruce estaba luchando por encontrar las palabras adecuadas. Me miraba con una mezcla de nerviosismo y determinación, como si estuviera a punto de dar un paso importante.

Eric acarició las mejillas de Bruce suavemente, obligándolo a levantar la mirada para encontrarse con sus ojos.

ERIC: ¿Estás bien? ¿Qué sucede? ¿Por qué me trajiste aquí?

BRUCE: Eric... es que... mira... yo... te quiero mucho y... no quiero que nuestra amistad se arruine por esto. - Se acercó a mí con torpeza, sus palabras saliendo entrecortadas-

ERIC: Bruce, estamos muy cerca... - Retrocedí instintivamente, sintiendo el frío de la pared contra mi espalda-

BRUCE: Eric... - Tomó mi mano con timidez, como si temiera que se desvaneciera en cualquier momento. - Me... me gustas.

La revelación de Bruce me golpeó como un rayo. Nunca me había detenido a considerar la posibilidad de que sus sentimientos fueran más allá de la amistad. Estaba aturdido, sin saber qué decir o cómo reaccionar.

ERIC: Bruce... - Murmuré, luchando por encontrar las palabras adecuadas. - Creo que nos están llamando.

Salí de la habitación en un torbellino de emociones, tratando de procesar lo que acababa de suceder. Me froté la nariz con gesto ausente, intentando contener la oleada de pensamientos y sentimientos que amenazaban con abrumarme. Al entrar al camerino, me encontré con Paul luchando con su atuendo, mientras Gene intentaba ayudarlo.

Tomé una botella de agua y bebí con avidez, tratando de calmar los latidos frenéticos de mi corazón. Bruce se unió al grupo, pero mi mente seguía dando vueltas, incapaz de concentrarme en nada más que en sus palabras.

BRUCE: Déjame, yo te ayudo, Paul.

PAUL : Gracias, Bruce. Este pantalón es un desastre.

GENE: ¿Por qué siempre eliges ropa tan complicada, Stan?

Bruce resolvió el problema de Paul con su característica calma, pero yo seguía perdido en mis pensamientos, tratando de comprender la mezcla de emociones que me invadía.

¿Por qué me sentía tan enojado? Bruce acababa de confesarme sus sentimientos, ¿debería estar feliz? Pero en lugar de alegría, lo que predominaba en mí era una extraña sensación de incomodidad. No me sentía preparado para enfrentar la idea de que mi mejor amigo estuviera enamorado de mí. La sola idea hacía que mi corazón se acelerara de una manera que nunca había experimentado antes.

Maldita sea, Bruce... ¿Qué diablos hago ahora?

Después de unos minutos de nerviosismo, la banda finalmente entró al escenario. Eric podía sentir la energía del público mientras se perdía en las luces brillantes y el sonido ensordecedor de la música. Mientras tocaban, su mente divagaba entre las melodías, pero su corazón estaba dividido entre dos emociones opuestas.

A lo lejos, entre la multitud, Eric divisó a Carrie, su pareja, quien lo miraba con una sonrisa radiante en el rostro. La sola visión de ella hizo que su corazón latiera con fuerza, pero también avivó un sentimiento de culpa en su interior.

Carrie.. ¿Qué debo hacer? ¿Como puedo enfrentarla despues de lo que Bruce me dijo?

A pesar de sus esfuerzos por mantenerse enfocado en la música, los recuerdos del backstage seguían apareciendo en su mente. La confesión de Bruce, sus propias dudas y confusiones, todo se mezclaba en un torbellino de emociones que amenazaba con consumirlo.

Mientras la banda continuaba tocando, Eric se debatía en su interior, preguntándose cómo podía resolver este dilema que lo atormentaba. Quería concentrarse en su relación con Carrie, en la felicidad que encontraba a su lado, pero también sabía que no podía ignorar lo que había sucedido con Bruce.

Con cada nota de música que resonaba en el aire, Eric sentía que el peso de su dilema se hacía más pesado. ¿Debía hablar con Bruce y aclarar las cosas? ¿O debía guardar silencio y tratar de seguir adelante como si nada hubiera pasado?

Mientras la noche avanzaba y la música llenaba el aire, Eric se enfrentaba a una encrucijada que cambiaría el curso de su vida para siempre.

Después de la apasionante actuación, Eric regresó al backstage, donde fue recibido por la cálida sonrisa de Carrie. Su corazón se aceleró al verla esperándolo con los brazos abiertos, radiante de orgullo y alegría.

Cuando Carrie lo vio ingresar, se apresuró a acercarse y lo abrazó con fuerza.

CARRIE: ¡Eric, estuviste increíble! ¡Fue una actuación fenomenal!

Eric se sintió reconfortado por el abrazo de Carrie, pero al mismo tiempo, una sensación de culpa seguía pesando en su pecho.

ERIC  (en su mente): Maldita sea, Bruce...

Con una sonrisa forzada en el rostro, Eric correspondió al abrazo de Carrie, tratando de apartar de su mente los pensamientos tumultuosos que lo atormentaban.

ERIC: Gracias, Carrie. Significa mucho para mí que estés aquí.

Por ahora, solo quería disfrutar del momento con Carrie, aferrarse a la calidez de su abrazo y olvidar, al menos por un instante, los dilemas que lo acechaban en la oscuridad del backstage.

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