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Eric se encontraba profundamente dormido en la habitación del hotel cuando Bruce entró con cuidado, procurando no hacer ruido. Bruce se dirigió al armario y sacó su maleta, comenzando a empacar meticulosamente. El sonido de la cremallera y el roce de la ropa despertaron a Eric, quien se frotó los ojos somnolientos antes de darse cuenta de lo que estaba ocurriendo.

ERIC: -confundido y preocupado- ¿Bruce? ¿Qué estás haciendo?

Bruce no respondió, concentrado en plegar su ropa y colocarla en la maleta. Eric se levantó de la cama, acercándose rápidamente a Bruce, quien seguía ignorándolo.

ERIC: -más insistente- Bruce, ¿por qué estás haciendo las maletas? ¿A dónde vas?

BRUCE: -con un tono frío, casi enojado- Me voy a casa, Eric.

La respuesta fue un golpe para Eric, quien se separó de Bruce, sorprendido y dolido. Las palabras parecían resonar en su mente, incapaz de creer lo que estaba oyendo. Sin embargo, la sorpresa rápidamente se convirtió en rabia.

ERIC: -levantando la voz- ¡¿Qué quieres decir con que te vas a casa?! ¿Así, sin más?

Bruce continuó empacando, su rostro impasible mientras Eric comenzaba a desesperarse.

ERIC:  Bruce, por favor, no te vayas. Podemos hablarlo, podemos arreglarlo.

BRUCE: No hay nada más que hablar, Eric.

La indiferencia de Bruce era como un puñal para Eric, quien intentó sujetarlo por el brazo, tratando de detenerlo.

ERIC: ¡Bruce, por favor! ¡No puedes simplemente irte así!

Bruce terminó de cerrar la maleta y, sin mirar a Eric, agarró el asa y se dirigió a la puerta.

ERIC:  ¡Bruce, espera! ¡No puedes dejarme así!

Pero Bruce no se detuvo. Salió de la habitación sin decir una palabra, dejando a Eric de pie en la entrada, con el corazón hecho pedazos. Sin pensarlo dos veces, Eric se puso una polera y un buso, se calzó las zapatillas y salió corriendo tras Bruce.

Al llegar al ascensor, vio que Bruce ya estaba adentro, las puertas comenzando a cerrarse. Eric corrió lo más rápido que pudo, pero no se dio cuenta de que Paul estaba caminando por el pasillo.

ERIC: -sin aliento- ¡Bruce, espera!

Chocó de frente con Paul, ambos cayendo al suelo. Eric rápidamente se levantó y ayudó a Paul a ponerse de pie.

PAUL:  Eric, ¿qué pasa? ¿Por qué tanta prisa? -dice preocupado-

ERIC: -apresurado- Lo siento, Paul. No tengo tiempo para explicarte ahora.

Eric dejó a Paul y continuó corriendo, bajando las escaleras dos a la vez. Al llegar al lobby del hotel, vio a Bruce saliendo del edificio y subiendo a un taxi.

ERIC: ¡Bruce!

Eric quiso correr más rápido, pero sus piernas ya no le respondían. Se cayó de rodillas en la entrada del hotel, viendo impotente cómo el taxi se alejaba con Bruce adentro. Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos mientras el dolor de la separación se apoderaba de él.

Paul, que había seguido a Eric, apareció en el lobby y vio a Eric llorando en el piso de rodillas. Se acercó rápidamente y lo abrazó, ofreciendo consuelo.

PAUL: -suavemente- Eric, ¿qué pasó?

Eric, entre sollozos, le contó a Paul sobre la pelea y cómo Bruce había decidido irse. Paul lo escuchó con atención, preocupado por su amigo.

ERIC: No sé qué hacer, Paul. Se ha ido y estoy destrozado.

Las personas que pasaban comenzaron a murmurar y a observar la escena. Paul, notando esto, se levantó y le extendió la mano a Eric.

PAUL: Vamos, Eric. No podemos quedarnos aquí.

Eric tomó la mano de Paul y se levantó, aún sollozando. Paul lo llevó de vuelta a su habitación y lo hizo sentarse en la cama, intentando calmarlo mientras lo abrazaba.

PAUL: Todo estará bien, Eric. Tienes que calmarte. Esta noche tenemos un concierto y necesitas estar bien.

Eric asintió, aunque su mente seguía revuelta. Paul se despidió de él, dándole unas palmaditas en la espalda antes de salir de la habitación.

PAUL: -antes de salir- Alístate con tu traje y maquillaje para el concierto. Nos vemos luego.

Eric se quedó solo, sintiéndose vacío pero sabiendo que tenía que prepararse para el concierto. Era su responsabilidad y no podía dejar que la situación afectara su actuación.

Ecos Del Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora