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Una noche, Bruce se encontraba durmiendo profundamente cuando en sus sueños apareció Eric. Con una sonrisa cálida y serena, Eric lo felicitaba al ver que había podido cumplir sus metas y encontrar la felicidad.

ERIC: Estoy tan orgulloso de ti, Bruce. Has logrado tanto y encontraste una nueva forma de ser feliz. Siempre estaré contigo.

La visión de Eric era tan vívida que Bruce, en la realidad, se aferraba a su almohada como si estuviera abrazando a Eric una vez más. Lágrimas silenciosas caían de sus ojos mientras las emociones encontraban su camino desde el sueño hasta la vigilia.

Su esposa, al notar el llanto de Bruce, se despertó y trató de calmarlo. Con ternura, le acarició el cabello y le susurró palabras de consuelo.

LISA: Bruce, amor, ¿qué pasa? Estoy aquí contigo.

Bruce se despertó, sus ojos aún húmedos, y vio a su esposa a su lado. Aunque el dolor del recuerdo estaba presente, también lo estaba el amor y el apoyo de su compañera de vida. Con una sonrisa débil pero agradecida, Bruce tomó la mano de su esposa, reconociendo la bendición de tener a alguien que lo comprendía y lo amaba, a pesar de las sombras del pasado.

BRUCE: Gracias por estar aquí... siempre.

La noche continuó en silencio, pero con la paz de saber que Eric, en sus sueños, y su esposa, en la realidad, estaban con él, brindándole la fuerza para seguir adelante.

te amo Eric..

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