Ecos Del Corazón

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Después del entierro de Eric, Bruce se dedicó a la música, encontrando consuelo en las melodías de su guitarra. En su departamento, cada acorde resonaba con los recuerdos de su amado. Una tarde, mientras la luz del atardecer se colaba por la ventana, Bruce se detuvo a mirar una foto que tenía con Eric. Sus dedos acariciaron suavemente el marco, y su mirada se desvió hacia una pequeña caja al lado de la foto: la cajita donde guardaba el anillo de compromiso que le quería dar a Eric.

Pasaron los años y, aunque el dolor nunca desapareció por completo, Bruce encontró una nueva forma de felicidad. Formó una familia, y a pesar de las nuevas responsabilidades y alegrías, siempre mantenía vivo el recuerdo de Eric. Bruce mantuvo el contacto con Paul y Gene; sus reuniones eran un refugio donde compartían recuerdos y anécdotas, fortaleciendo su amistad.

En el año 2019, se reunieron una vez más para hablar. La conversación fluía entre risas y recuerdos hasta que Paul, con una voz suave, tocó el tema que todos sabían que estaba siempre presente.

PAUL: Bruce, ¿cómo sigues con lo de Eric?

Bruce suspiró, una mezcla de nostalgia y aceptación en sus ojos.

BRUCE: Lo llevo con calma, Paul. No ha sido fácil, pero... trato de recordarlo con amor y no con tristeza.

La atmósfera en la habitación era densa con emociones, hasta que Gene, con su característico sentido del humor, decidió intervenir.

GENE: Bueno, ¿qué tal si levantamos un brindis por Eric y por todos los buenos momentos? ¡Vamos, chicos!

Las risas llenaron la habitación, y aunque el dolor estaba presente, también lo estaba la alegría de haber compartido la vida con alguien tan especial. Para Bruce, cada día era una oportunidad de honrar el amor que tuvo por Eric, un amor que, aunque ya no en este mundo, seguía vivo en su corazón.