Ecos Del Corazón

-9-

Eric y Bruce estaban saliendo del hotel cuando vieron a Paul llegar, visiblemente molesto. Sin embargo, lo que más les llamó la atención fueron sus ojos rojos, claramente de haber llorado. Eric se paró frente a Paul, bloqueando su camino.

Eric: Paul, ¿qué te pasa? ¿Por qué estás así?

Bruce, también sorprendido por el estado de Paul, lo tomó del brazo.

BRUCE: Vamos, hablemos en un lugar más tranquilo.

Guiaron a Paul a un rincón más apartado del hotel, lejos de miradas curiosas y del bullicio. Una vez que estuvieron seguros de que no serían interrumpidos, Bruce inició la conversación.

BRUCE: Paul, cuéntanos qué ha pasado. Te vemos muy afectado.

Paul respiró hondo, tratando de mantener la compostura. Finalmente, las palabras empezaron a salir.

PAUL: Gene... anoche...
tuvimos algo... íntimo. Pensé que significaba algo más, pero esta mañana,
él me dijo que solo era una diversión para él. Que yo soy su nuevo juguete, ahora que Ace no está. Me dijo que no soy más que eso para él.

Eric y Bruce intercambiaron miradas de incredulidad. No podían creer lo que estaban escuchando.

ERIC: ¿En serio te dijo eso? -preguntó, incrédulo-

Paul asintió, tratando de contener las lágrimas.

PAUL: Sí, y cuando intenté hablar con él, solo fue frío y distante. Me sentí tan... usado...

Bruce apretó suavemente el hombro de Paul, intentando ofrecerle algo de consuelo.

BRUCE: Paul, lo siento mucho. No mereces que te traten así.

ERIC: Gene puede ser un idiota a veces, pero esto es demasiado. No entiendo cómo pudo ser tan cruel.

PAUL: Yo tampoco. Pensé que éramos amigos, que teníamos algo más allá de la banda. Pero me equivoqué.

BRUCE: No te equivocaste en creer en la amistad, Paul. Es Gene el que no supo valorarte. Y eso es su pérdida, no la tuya.

Paul suspiró, sintiéndose un poco más aliviado al hablar con Eric y Bruce.

PAUL: Gracias, chicos. No sabía a quién más acudir.

ERIC: Siempre estaremos aquí para ti, Paul. Somos una banda, pero más que eso, somos una familia.

BRUCE: -asintió- Exactamente. Y si Gene no puede ver eso, entonces es su problema.

Paul se dejó caer en una silla cercana, sintiéndose agotado por la montaña rusa emocional.

PAUL: No sé cómo enfrentar a Gene ahora. Tenemos que seguir trabajando juntos, pero no sé si puedo mirarlo a los ojos.

ERIC: Tómate tu tiempo. Nadie espera que todo vuelva a la normalidad de inmediato. Habla con él cuando te sientas listo, pero no te obligues a nada.

BRUCE: Y recuerda, estamos aquí para apoyarte en lo que necesites. Si necesitas espacio, te lo daremos. Si necesitas hablar, escucharemos.

PAUL: Gracias. Realmente lo aprecio. No sé qué haría sin ustedes.

BRUCE: Somos una banda, Paul. Pasamos por lo bueno y lo malo juntos.

ERIC: Y vamos a superar esto también. Gene no es el único miembro de la banda. No estás solo.

Paul se sentía un poco más fuerte con el apoyo de sus amigos.

PAUL: Voy a necesitar tiempo para procesar todo esto. Pero sé que con ustedes, podré manejarlo.

ERIC: Claro que sí. Y si necesitas desahogarte más, ya sabes dónde encontrarnos.

BRUCE: Exacto. Y ahora, ¿qué tal si te llevamos a desayunar algo? Necesitas comer algo
y distraerte un poco.

Paul esbozó una pequeña sonrisa.

PAUL: Eso suena bien. Gracias, chicos.

Juntos, los tres amigos se dirigieron hacia el comedor del hotel, dispuestos a dejar atrás la tensión de la mañana y centrarse en apoyarse mutuamente. Mientras caminaban, Bruce y Eric se aseguraron de mantener a Paul en el centro, mostrando con su presencia y acciones que no estaba solo.

La conversación giró hacia temas más ligeros mientras desayunaban, pero el apoyo y la camaradería estaban siempre presentes. Paul se sentía agradecido por tener amigos como Eric y Bruce, y aunque la herida dejada por Gene todavía dolía, sabía que con el tiempo y el apoyo adecuado, podría sanar.

El desayuno pasó rápidamente, y a medida que terminaban, Paul se sintió un poco más en paz.

PAUL: Gracias de nuevo. Realmente necesitaba esto.

ERIC: Para eso estamos, Paul. Y si necesitas algo más, no dudes en pedirlo.

BRUCE: Hoy es un nuevo día. Vamos a hacer que cuente, ¿vale?

Paul asintió, sintiéndose más fuerte y más seguro.

PAUL: Sí, vamos a hacerlo.

Y con esa determinación, los tres amigos salieron del comedor, listos para enfrentar lo que viniera, sabiendo que mientras se tuvieran el uno al otro, podrían superar cualquier cosa.