Valneblina

cap#1 La niebla de valneblina

La niebla se cernía sobre Valneblina como un manto, ocultando los secretos que el pueblo guardaba celosamente. Yo, lian, me encontraba en medio de esa bruma, con la mirada fija en la cinta policial que ondeaba con el viento. A mis 17 años, no era más que un espectador en los ojos de los demás, pero dentro de mí ardía la determinación de un detective consumado.

"¿Qué haces aquí, lian? Esto no es un juego," me reprendió el oficial Ortega, su voz grave resonando en el silencio matutino. "Deberías estar en la escuela, no metiendo las narices donde no te llaman."

No respondí. No había tiempo para discusiones inútiles. La escena del crimen frente a mí era un rompecabezas esperando ser resuelto, y cada segundo perdido era una pista que se desvanecía. La señora Ramírez y Martín... dos muertes sin sentido que ahora se entrelazaban en una danza macabra.

Me alejé de la multitud, esquivando las miradas curiosas y los cuchicheos. Valneblina era un pueblo pequeño; las tragedias como esta eran raras, y cuando ocurrían, se convertían en el centro de todas las conversaciones. Pero yo no buscaba ser parte del chisme, yo buscaba respuestas.

Mi refugio era la vieja biblioteca, donde la señora Ramírez había pasado sus días entre libros y secretos. Ahora, con ella ausente, el lugar tenía un aire de tumba. Me senté en una de las mesas de madera, abrí mi cuaderno y comencé a escribir. No era un diario, era mi archivo de casos, y este sería el más difícil de todos.

Las horas pasaron mientras yo tejía teorías y descartaba hipótesis. La biblioteca se vació, y solo quedó el eco de mis pensamientos. Fue entonces cuando lo vi, un patrón en las fechas, en los lugares, en las víctimas. No eran asesinatos al azar; eran la firma de un asesino en serie.

Levanté la vista de mis notas, y por un momento, la niebla pareció disiparse. Valneblina ya no era solo mi hogar, era mi caso. Y yo, lian, el chico que todos subestimaban, estaba a punto de adentrarme en el corazón de la oscuridad.