Valneblina

*Capítulo 5: Sospechas en la penumbra**

La tensión se palpaba en el aire de Valneblina, cada habitante del pueblo se había convertido en un potencial sospechoso a los ojos de los demás. Yo, Lian, no era ajeno a las miradas de recelo que se cruzaban en las calles, pero mi intuición me guiaba más allá de las apariencias.

El primero en la lista de sospechosos era **Don Ernesto**, el dueño del único hotel del pueblo. Su semblante siempre serio y su tendencia a la soledad lo hacían un candidato probable. Además, su conocimiento sobre la historia de Valneblina era vasto, y los asesinatos parecían requerir de alguien con tal sabiduría.

Luego estaba **Doña Clara**, la florista, cuyas manos habían adornado cada evento del pueblo desde tiempos inmemoriales. Su actitud amable y su sonrisa perpetua podrían ser una fachada perfecta para ocultar la verdad. Y no podía olvidar que las flores siempre aparecían en las escenas del crimen, como un siniestro tributo.

**El Padre Gabriel**, el párroco de la iglesia local, también figuraba entre los posibles culpables. Su posición le otorgaba acceso a los secretos más íntimos de los habitantes y su influencia era indiscutible. Algunos murmullos sugerían que buscaba purgar el pecado del pueblo con un fervor demasiado literal.

No menos sospechoso era **Marco**, el cartero, cuya presencia en cada rincón de Valneblina y su discreción profesional le proporcionaban la oportunidad perfecta para observar sin ser visto. Siempre al tanto de los asuntos de todos, podría estar recolectando más que cartas en sus rondas diarias.

Y finalmente, **Sofía** y **Tomás**. A pesar de ser mis aliados, no podía darme el lujo de la confianza ciega. Sofía, con su curiosidad insaciable, y Tomás, con su habilidad para desaparecer en la multitud, ambos tenían habilidades que podrían ser útiles para un asesino.

La sospecha era una sombra que se extendía sobre todos, y yo, Lian, debía navegar las aguas turbias de la duda con cuidado. Cada persona tenía un motivo, un medio, una oportunidad. Pero solo una tenía la clave para desbloquear el misterio que envolvía a Valneblina. La verdad estaba ahí, oculta en la niebla, esperando ser descubierta. Y yo estaba decidido a encontrarla.