Valneblina

**Capítulo 28: La Sombra del Diecisiete**

La revelación cayó sobre el grupo como una losa de hielo. Las palabras escritas en la lista, con una caligrafía que pretendía ser elegante, no dejaban lugar a dudas: **Sofía** era la próxima. El silencio se apoderó de la habitación, roto solo por el sonido de la respiración entrecortada de Sofía.

"¿Cómo... cómo puedo ser yo?" balbuceó Sofía, su voz temblorosa reflejando el terror que se apoderaba de su ser.

Lian se acercó, su mano buscando la de ella en un gesto de apoyo. "No vamos a dejar que te pase nada," dijo con firmeza, aunque por dentro, el miedo lo carcomía.

Tomás intercambió una mirada con Valeria, ambos entendiendo que la situación había escalado a un nivel que ninguno había anticipado. "Vamos a protegerte," afirmó Tomás, pero sus ojos reflejaban la misma incertidumbre que sentían todos.

Lian sacó su teléfono con manos temblorosas y marcó el número de su padre, el jefe de policía. "Papá, encontramos algo... es sobre el culto. Es importante."

Mientras tanto, los padres de Sofía, consumidos por la preocupación, insistieron en que Lian no se separara de su lado. "Por favor, cuida de nuestra niña," suplicaron, su voz quebrada por la angustia.

En un rincón apartado, Valeria y Tomás finalmente enfrentaron la conversación que habían estado evitando.

"Lo siento," comenzó Tomás, su mirada baja. "No debería haberte observado así... desde la ventana."

Valeria suspiró, una mezcla de frustración y algo más en su expresión. "Tomás, hay una parte de mí que... que se siente atraída hacia ti. Pero estos siete años..."

Tomás asintió, su corazón pesado. "Lo entiendo. Y no quiero que te sientas incómoda. Es solo que... no puedo evitar lo que siento."

Valeria le tomó la mano, su tacto suave pero firme. "Eres increíble, Tomás. Y tal vez en otro momento, en otra vida... pero ahora, lo mejor es dejarlo aquí."

Los dos se quedaron en silencio, compartiendo un momento de comprensión mutua, antes de volver su atención al peligro que acechaba a uno de los suyos.