*Capítulo 19: Secretos y Sombras**

1 0 0
                                    

La noche en que Don Ernesto fue asesinado, Valeria había ido al hotel para recoger algunas de las pertenencias de su madre que habían quedado allí. Mientras subía las escaleras, escuchó un ruido sordo proveniente de una de las habitaciones. Con cautela, se acercó y, a través de la puerta entreabierta, vio una figura alta, diestra, forcejeando con Don Ernesto. La lucha fue breve; el asesino era fuerte y, después de cometer el acto, cojeó mientras huía, su silueta recortada contra la luz de la luna.

Tomás, al enterarse de lo que Valeria había presenciado, sintió una mezcla de admiración y preocupación. A pesar de la diferencia de edad, siempre había visto en Valeria una especie de musa, una mujer cuya fuerza y valentía lo inspiraban. Ahora, con 18 años recién cumplidos, su admiración platónica se había intensificado, aunque sabía que era un amor no correspondido.

"Valeria, tienes que estar a salvo," le dijo Tomás, su voz reflejando la seriedad de la situación.

Ella asintió, aún conmocionada por lo que había visto. "No pude ver su rostro, Tomás. Pero algo en su forma de moverse... era como si estuviera herido o algo así."

Tomás tomó nota mentalmente de cada detalle. La cojera del asesino podría ser la clave para atraparlo. "Vamos a encontrarlo," prometió, más para sí mismo que para ella.

Mientras tanto, Lian luchaba con sus propios demonios. La presión de la investigación y el miedo a perder a alguien más lo estaban empujando al límite. Sofía, siempre su roca, se mantuvo a su lado, ofreciéndole palabras de consuelo.

"Lian, no puedes dejar que esto te consuma," le dijo, su mano en su hombro. "Necesitamos tu mente clara para resolver esto."

Lian miró a Sofía, agradecido por su presencia. "Lo sé, Sofía. Es solo que... cada **17** trae más dolor, y siento que estamos corriendo contra el tiempo."

Sofía lo abrazó, un gesto simple pero lleno de significado. "Juntos, Lian. Siempre juntos."

En el fondo, Tomás observaba la interacción, deseando poder ofrecer el mismo consuelo a Valeria. Pero por ahora, se contentaba con ser el amigo, el confidente, el que estaría allí para ella en la oscuridad de Valneblina.

ValneblinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora