Valneblina

**Capítulo 14: Sombras del Pasado**

La infancia de Lian en Valneblina había sido una mezcla de luz y sombras. Los recuerdos felices jugando en las calles empedradas se entrelazaban con los susurros y las miradas cargadas de secretos. Su abuelo, el venerable fundador de la biblioteca del pueblo, había sido su héroe, un faro de sabiduría en un mar de incertidumbre.

"Recuerdo cuando era niño," comenzó Lian, su voz teñida de nostalgia, "mi abuelo me llevaba a la biblioteca y me contaba historias de Valneblina, historias que no se encontraban en los libros."

Sofía lo escuchaba atentamente, viendo la tristeza en los ojos de Lian. "Debe haber sido difícil para ti cuando murió," dijo suavemente.

Lian asintió. "Fue un golpe duro. Él era el alma de este lugar, y su muerte dejó un vacío que nunca se llenó. Y lo más extraño fue que murió el **17**, justo como las víctimas recientes."

"¿Crees que su muerte fue parte del patrón?" preguntó Sofía, su mente analítica buscando conexiones.

"Siempre lo sospeché," admitió Lian. "Pero nunca tuve pruebas, hasta ahora."

Lo que muchos en Valneblina no sabían era que Lian era el hijo del jefe de policía del pueblo. Su padre había mantenido su relación en secreto para proteger a Lian de las expectativas y los peligros de su cargo.

"Mi padre siempre quiso que yo siguiera sus pasos," continuó Lian, "pero yo quería escribir mi propio camino, descubrir la verdad por mí mismo."

Sofía tomó la mano de Lian entre las suyas. "Y has hecho un trabajo increíble. Tu abuelo estaría orgulloso."

En ese momento, con la biblioteca envuelta en la quietud de la noche y Tomás dormitando en un rincón, Lian se sintió abrumado por la cercanía de Sofía. "Gracias, Sofía. No sé qué haría sin ti."

Ella sonrió, y sus rostros se acercaron, sus alientos mezclándose. "Siempre estaré aquí para ti, Lian. Juntos, enfrentaremos las sombras de tu pasado."

El beso fue suave, un momento robado en medio del caos, una promesa silenciosa de apoyo y comprensión. Cuando se separaron, la determinación brillaba en sus ojos.

"Mañana," dijo Lian, "confrontaremos a mi padre. Es hora de que sepa todo lo que hemos descubierto."

Sofía asintió, y juntos, rodeados por los ecos de las historias no contadas, se prepararon para el amanecer y las revelaciones que traería.