CAPITULO 19

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A FLOR DE PIEL

Catriel

Apoyo mi cuerpo contra la pared, con los brazos cruzados y el rostro inexpresivo. Trato de ignorar las miradas lascivas y los susurros que flotan a mi alrededor mientras escucho con atención el listado de materiales que necesitará Mélodie el siguiente semestre. Mi mente divaga entre los útiles escolares que indican las maestras y las letras de las canciones que estoy componiendo de forma individual.

Trato de encontrar un equilibrio entre dos mundos, ser padre y ser músico.

La reunión finaliza veinte minutos después, estrecho la mano de la maestra de mi hija y luego salgo del salón, ignorando una vez más las miradas de las demás madres que no disimulan en mirar. De pies a cabeza, como si nunca hubiesen visto a un padre ser responsable.

De camino al auto, saco mi celular de mi chaqueta, reiterando la acción que he hecho los últimos dos días. Abro el chat que comparto con Zahara, el último mensaje que envié lo leyó, más nunca respondió.

48 horas que no hemos hablado.

Atribuyo su falta de respuesta que tal vez la semana de la moda la agobio y se está tomando un tiempo para descansar.

Cierta sensación de inquietud se filtra en mi pecho a lo largo del día. Sin mencionar que no me he cruzado a Azahar.

En su lugar, me encuentro con otro hombre cuando me dirijo a las oficinas. Sus ojos me escudriñan con intensidad, como si estuviera evaluándome. Me mantengo calmado, con mi vaso de café en una mano y la otra en el bolsillo.

—¿Eres el francés que contrató Azahar? —pregunta directamente.

—Parece que sí, soy el nuevo. —respondo, extendiéndole la mano —Catriel Leblanc.

—Axel Willians, el socio de Azahar. —estrecha mi mano con un apretón firme— Manejo la sede de Nueva York.

—Entiendo, —asiento, tomando un sorbo de mi café antes de preguntar—¿Azahar se encuentra en la otra sede?

Niega con la cabeza.

—No, está ocupado con su familia en este momento.

La sensación de inquietud en mi pecho se intensifica y las preguntas escapan de mi antes que me detenga a pensar.

—¿Su familia está bien? ¿Y Zahara?

Axel arquea una ceja ante mi urgencia y una sonrisa irónica aparece en sus labios.

—¿Conoces a Zahara? Claro que sí, de lo contrario no estarías preguntando por ella. —responde, pausando para observarme detenidamente —No me corresponde a mi divulgar los detalles, pero para tranquilizarte, está bien.

Considero sus palabras.

—¿Por qué no te corresponde decirlo?

—Porque es un asunto familiar y delicado. —frunce el ceño —¿Acaso no has revisado las redes sociales? Si lo hubieras hecho, no estarías preguntando por ella.

Se aleja y me palmea el hombro de manera condescendiente.

—Fue un placer conocerte. Tal vez en otro momento puedas mostrarme en qué estás trabajando. Esta semana estoy cubriendo a Azahar.

Axel se aleja por el pasillo, saco mi celular instintivamente y abro mi Instagram. Mi dedo se desliza por la pantalla hacia abajo, buscando cualquier indicio de lo que pueda estar sucediendo. Las fotos y publicaciones de los fans llenan mi feed, pero ninguna parece dar pistas sobre la situación de Zahara.

CURVAS SIN MIEDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora