Todos tenemos una historia, somos lo que hicimos y lo que hacemos.
Hoy como todos los días tienes una elección; puedes seguir por el camino de siempre gastando tu tiempo como sueles hacerlo o puedes ser heroica y tomar un camino épico.
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Habían decidido que todos se involucrarían en ambos casos, pero dejarían descansar a Euphemia a petición del doctor
—No creo que sea buena idea que te involucres en este caso – opinó Mike mientras ayudaba Effie a darse un baño de espuma
—Necesito esto, tal vez no sea correcto pero si...
—Necesario – acompleto en un suspiro mientras deslizaba la esponja en el cuello de Effie
Euphemia lo tomó de la muñeca y lo miro
—Se que estás preocupado, que te aterra pero también siento miedo y quiero vencerlo contigo a mi lado
—Mi amor – tomó su mejilla —. Admiró lo valiente que eres
—Hagamos justicia por esos niños y por mi niña de 4 años
—Lo haremos mi amor
—Ahora metete aquí conmigo y abrázame – ordenó
—Que mandona señorita Silver – dijo mientras se desnudaba
—Sigo diciendo que tienes la polla más grande
Mike soltó una carcajada y se metió atrás suyo para poder abrazarla
—Señor Zacharius espero que eso que roza mi coxis sea su mano
—Deja de decir esas cosas – se sonrojó —. No es para tanto
—¿No? Si siento que debería estar en el libro de los Récords Guinnes
Mike río roncamente en su cuello
—Eres tan ocurrente mi pequeño demonio
Esa noche Mike la observo dormir entre sus brazos mientras acariciaba su rostro, detalló con sus dedos aquella cicatriz que alguna vez la hizo sentir insegura pero que después lo volvió su mejor atributo, es una mujer admirable y el se sentía tan afortunado de estar a su lado
—Nunca volverás a estar sola mi niña – beso su frente
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