Todos tenemos una historia, somos lo que hicimos y lo que hacemos.
Hoy como todos los días tienes una elección; puedes seguir por el camino de siempre gastando tu tiempo como sueles hacerlo o puedes ser heroica y tomar un camino épico.
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Era inevitable pensar en lo ocurrido, al menos lo hicieron tan evidente que el círculo social en el que vivían se los recordaba, ya no solo los veían con respeto si no también con miedo, el mensaje les habia llegado, dejaron muy en claro lo poderosos y despreciables que podían ser con la motivación suficiente
Ellas podían estar seguras, caminar despampanantes y con la soberbia de saber que todos estarían a sus pies si así lo deseaban
Pero la personalidad de las amigas era completamente diferente, mientras Euphemia parecía ser igual de intimidante que Erwin y Mike, Olivia se encargaba de dar esa balanza de gentileza agradable
—Eres tan adorable Solecito – Effie pellizcó sus mejillas
La castaña había tejido un Romper amarillo con un arcoiris en el pecho para su bebé
—Yo también tengo algo para ti – le dio una cajita
Olivia lo abrió y chilló enternecida al ver el jumsuit de bebé de su animal favorito
—Se verá adorable de Pandita – volvió a chillar de emoción
Intentaron abrazarse pero sus barrigas impidieron el momento y comenzaron a llorar
Los rubios que veían la situación en completo silenció suspiraron y se acercaron para calmarlas
—¿Por qué están llorando mis niñas? – Frank preguntó atrás de ellas
Era el día en el qué presentaría a su pareja con su hija y la mujer estaba detrás de él algo tímida
—Es que no pude abrazar a mi Solecito – dijo entre sollozos
—¿Y ya intentaste abrazarla de lado?
Las amigas pararon de llorar para mirarse confundidas por no haberlo pensado y luego miraron a sus esposos con el ceño fruncido molestas por no darles la idea
—Quitate – los empujaron para intentar abrazarse como Frank les había dicho y ser felices de nuevo
—Estamos siendo maltratados – dramátizo Erwin
—Somos unas víctimas – le siguió su amigo
—No digan estupideces rubios insípidos – les reprendió Frank
—Cariño no seas grosero – le reprendió la mujer
—Ja, a alguien ya le pusieron correa – le burló Mike
—Al menos la mía no está tan apretada como la tuya – replicó
Euphemia soltó una carcajada, pero al ver la cara seria de su esposo volteó a otro lado apretando los labios
La bicolor poso su vista en la pareja de su padre, se le hizo una mujer sumamente atractiva, le calculaba unos cincuenta años a lo mucho, vestía sumamente relajada sin dejar cierta formalidad, la mayoría de su cabello era plateado con ciertos tonos negros y a pesar de usar lentes sus ojos azules expresaban una suave dulzura
