Todos tenemos una historia, somos lo que hicimos y lo que hacemos.
Hoy como todos los días tienes una elección; puedes seguir por el camino de siempre gastando tu tiempo como sueles hacerlo o puedes ser heroica y tomar un camino épico.
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Euphemia se escabullia de Erwin, había escuchado que quería que fuera a una cena de negocios con él y no quería ir, sus motivos: simple ocio e intimidad nocturna con su prometido
—¿Han visto a Euphemia? – preguntó Erwin a los colegas
—No Señor – contestaron al unísono sin dejan de hacer sus pendientes
Estaban apurados para salir temprano
Salió y volvió a llamar a su celular pero desviaba la llamada
—De seguro me escuchó – bufó el ojiazul y siguió con su búsqueda
No iba a dejar que se saliera con la suya
Mike entró a la firma había tenido una negociación larga además de estresante, cuando llegó a su oficina su olfato se activo, el olor a Euphemia estaba por todo el lugar como si estuviera ahí, sin embargo, frunció el ceño al no verla en ninguna parte
—Si estoy aquí – susurró ella al escuchar que olisqueaba
—Pequeño demonio ¿Qué haces ahí corazón? – preguntó después de arrimar su silla y viéndo hacía abajo
—Me escondo de Erwin – volvió a susurrar
Se encontraba en el hueco que dejaba el escritorio del rubio
Mike río divertido
—¿Ahora por qué? – apoyo su mano en el respaldo
—Hay una cena con un cliente y quiere llevarme porque le agrado mucho a la esposa
Mike negó con una sonrisa en sus labios
—¿Qué? Sabes que odio ir a esas cenas – hizo una pausa —. Además tengo una cita con un hombre muy apuesto en su recámara – le guiñó un ojo
El rubio se sentó manteniendo cierta distancia con las piernas abiertas y brazos cruzados
—No puedo tenerte ahí todo el día mi amor
Euphemia se acomodó para quedar frente a él y le sonrió maliciosamente
—Me gusta pero me asusta esa sonrisa – ladeó su cabeza aún con ese gesto de diversión
—Porque sabes que puedo hacerte cambiar de parecer muy rápido – se relamió los labios y lo miraba con coqueta inocencia
—No me mires así – su voz se puso más ronca
—¿Por qué?
Fingió inocencia mientras sus manos tomaban sus muslos para hacer que se acercara más a ella
—Es por esto
Sin quitarle la mirada acaricio el bulto que se formó en sus pantalones
—No juegues con fuego mi little devil – sus ojos ámbar delataban su excitación
