Todos tenemos una historia, somos lo que hicimos y lo que hacemos.
Hoy como todos los días tienes una elección; puedes seguir por el camino de siempre gastando tu tiempo como sueles hacerlo o puedes ser heroica y tomar un camino épico.
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Mike se sentía emocionado por su nueva etapa laboral, sé sentía pleno y feliz
No sólo por alcanzar la cúspide de su carrera en el que su apellido representará una firma, si no también por poder compartirlo con el amor de su vida
Toda su felicidad, toda su dicha es por y para Euphemia
Esa noche había salido tarde para finalizar los detalles de su nombramiento, Effie le había avisado que se iría temprano así que se fue directo al departamento que compartían
Por eso mismo, encontró inusual el que todas las luces estuvieran apagadas
—¿Effie? – la llamó
Trató de acostumbrar su visión en la oscuridad para poder caminar y encender una luz
—Si estabas ahí todo el tiempo ¿Por qué no me contestas? – reprochó cuando la vio semi acostada en uno de los sofás
Tenía puesto uno de los sacos de él y le sonrió ladinamente
—Simplemente no quise contestarte – se encogió de hombros
—¿Qué haces con uno de mis sacos puestos mi pequeño demonio travieso? – la miró con los ojos entrecerrados
—¿Quieres ver porque lo traigo puesto?
Su pregunta lo confundió pero asintió
Euphemia se levantó y deslizó la prenda hasta dejarla caer al suelo
—Oh dios – jadeo al verla
Relamió sus labios, su pulso comenzó a acelerar y la excitación lo invadió
Euphemia estaba usando una lencería roja de encaje con unas ligas que se unían a su tanga y presionaban sus grandes muslos
—Cierra la boca mi amor
Se acercó a él y con su dedo índice subió su mandíbula
Él iba a comenzar a besarla pero ella lo detuvo, tomó su mano y caminaron hacia la terraza
Mike se dejó guiar mientras su vista estaba fija en el trasero de su prometida, los movimientos de su caminar hacian que sus glúteos rebotaran un poco y se mordió al labio ansioso de querer azotarlas
—Tenemos que festejar tu nombramiento rubito
—Mmm – soltó un gruñido ronco al ver cómo se sentaba encima de una mesa de billar
—¿Te gusta tu regalo? – preguntó coqueta
Mike visualizo el vino y comenzó a servir
—Me siento confundido, porque no se si te refieres a la mesa de billar o a ti – le extendió una copa
