Todos tenemos una historia, somos lo que hicimos y lo que hacemos.
Hoy como todos los días tienes una elección; puedes seguir por el camino de siempre gastando tu tiempo como sueles hacerlo o puedes ser heroica y tomar un camino épico.
+21
Leer bajo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La actitud de Mike cambio sorpresivamente para cuando los mellizos cumplieron 4 años, ya no pasaba tiempo con ellos ni mucho menos con Euphemia, se la pasaba trabajando y cuando llegaba a casa los encontraba dormidos
Su agenda era un total caos, al ser socio nominal las reuniones de negocios eran aún más, ahora entendía porqué a Erwin se le atrasaba el papeleo
Los mellizos estaban jugando con Johan y varios amiguitos más, fingían ser soldados de bandos diferentes, hacían sus efectos de disparos y reían, la estaban pasando bien
Soter se subió al juego infantil que simulaba una casita, quería escapar de uno de sus amigos, iba riendo y concentrado en no ser atrapado hasta que llegaron al límite comenzando a forcejear entre risas, ambos no median su fuerza ni mucho menos se fijaban en dónde estaban parados, por lo que al darse un mal tiron los dos niños cayeron de aquella altura
Los pequeños comenzaron a llorar a gritos, su amigo cayó de cara sobre la arena mientras Soter impactó de lado quebrandose su bracito
Las maestras fueron de inmediato a auxiliarlos y llamaron a sus madres
Euphemia estaba teniendo un almuerzo con su papá, había llegado de sorpresa y se quedaría unos días antes de irse a su nueva obra
Cuando se enteró de lo que le había pasado a su hijo fueron de inmediato al colegio, un momento de desesperación la invadió aumentado al ver que su esposo no le contestaba las llamadas
—¡Otis! – exclamó al verlo
Su pequeño hijo no dejaba de llorar, aunque ya había recibido la atención médica oportuna teniendo su bracito enyesado el susto es lo que mantenía su desborde emocional
—¡Quiero a mi papá! – gritó entre llanto
—Mi amor, ya estoy aquí...
—¡No! ¡Quiero a mi papi!
A Effie se le hizo un nudo en la garganta sobre todo porque Soter no permitía que ella se acercará
—Ve a llamar a tu esposo, yo me encargó – le susurró Frank
La bicolor salió para de nueva cuenta llamar a su marido
—Tengo muchas llamadas tuyas, ¿Qué paso? Estoy muy ocupado
