Todos tenemos una historia, somos lo que hicimos y lo que hacemos.
Hoy como todos los días tienes una elección; puedes seguir por el camino de siempre gastando tu tiempo como sueles hacerlo o puedes ser heroica y tomar un camino épico.
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Olivia buscaba la postura correcta para dormir, su espalda dolía y algo le inquietaba, la ansiedad de que su bebé nacería pronto la ponía con los nervios de punta
—Por una mierda – bufó irritada
—¿Qué pasa solecito? – Erwin se despertó
—Odio que duermas tan plácidamente – se quejó
Su esposo quería reír pero eso la molestaría aún más, últimamente se enojaba por cualquier cosa que él hacía, incluso le molestaba su forma tan correcta de comer, decía que la dejaba en mal y lo obligó a tener mala postura para no irritarla
—Tantos corajes que me haces pasar – empezó de nuevo a quejarse —. Seguramente nuestro bebé saldrá con toda tu cara y eso me fastidia – chilló
—Amor soy su padre, tendrá que parecerse en algo en mi
Olivia lo fulminó con la mirada
—Una cosa es parecerse y otro muy diferente que sea igualito – se levantó para sentarse en el sofá reclinable
—¿Estás bien? – preguntó al ver qué hizo una mueca de dolor
—Estoy jodidamente embarazada Erwin y a punto de explotar ¿Tú qué crees? – respondió irónica
Sintió un escalofrío recorrer en su espina dorsal seguido de una contracción
—Oh dios – se tomó la frente
—Solecito... – Erwin se levantó de inmediato al ver otro gesto de dolor
—No te quedes ahí parado maldito comandante – dijo entre dientes —. Tengo contracciones ve por la pañalera
—Oh mierda
Dio unas vueltas ansioso sin saber a dónde ir y luego reaccionó para ir por las cosas
Erwin resoplo ansioso, regresó a la habitación y se acercó a su mujer para levantarla
—Oh mierda – musitaron al unísono al ver cómo rompió fuente en cuanto la levantó
—¡Maldita sea comandante muévete! – gritó al sentir un dolor desesperante
