Todos tenemos una historia, somos lo que hicimos y lo que hacemos.
Hoy como todos los días tienes una elección; puedes seguir por el camino de siempre gastando tu tiempo como sueles hacerlo o puedes ser heroica y tomar un camino épico.
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Effie caminaba por Central Park, era su cumpleaños, usualmente no le gustaba ese día, le era triste, desde pequeña nunca tuvo una fiesta, al menos no recordaba una, su papá siempre la lleva a comer a uno de sus restaurantes favoritos e iban al cine pero jamás un pastel o una fiesta, no porque él no quisiera, si no porque no tenía más personas con quién compartir ese momento
Frank estaba fuera del país por trabajo, aunque hicieron una videollamada y le mando un recuerdo de ese lugar aún se sentía sóla
Olivia también estaba ocupada, ella le había rogado en salir, pero le dijo que no era necesario, que debía cumplir con su deber en el trabajo y que otro día festejarían, de ahí, ya no tenía otra persona más que supiera de su día festivo
<<Siempre me dices lo mismo, nunca hemos celebrado tu cumpleaños>> palabras que Olivia siempre le decía
Era difícil hacerla evadir del tema, sobre todo cuando su pequeño reproche tenía una base sólida de preocupación e interés genuino
Sinceramente, en un sentimiento de autocompasión no se sentía digna de que alguien gastará su tiempo en ella, de pequeña le habían enseñado eso, no ser merecedora de tiempo pero si obligada al autosacrificio
Se sentó en una banca, abrió la pequeña caja que aguardaba un cupcake, le puso una velita y la encendió
—Feliz cumpleaños Effie
Siguió aquella rutina autolesiva desde que tenía memoria, en el que tenía cinco años encerrándose en su cuarto para festejarse así misma dibujandose un pastel
Soplo y la quitó para comer del pequeño postre inmiscuyendose en ese caparazón de soledad, en una degustación de aquél dulce postre que pasaba por su garganta en recuerdos amargos
Mike la veía a lo lejos, había salido a correr cuando notó su presencia o más bien su aroma, se sentía injusto y culpable por como la trató, solo era un alma triste que buscaba no ser lastimada de nuevo, que era sarcástica como apática por un mecanismo de defensa auto impuesta, pero nada de eso debía ser su culpa, lo intuía bien
Verla sóla le rompió el corazón, él si sabía que era su cumpleaños pero aquella barrera que puso entre los dos le impedía ser demostrativo como lo era con sus amigos
—Mike – su padre lo llamó —. ¿Qué tanto ves? Aún no terminamos la vuelta, aunque si quieres terminar está perfecto - jadeó agotado
Neo alzó su vista para seguir la dirección de la atenta mirada de su hijo
—Es linda ¿Te gusta?
—No – vaciló —. Es una compañera de trabajo, hoy es su cumpleaños y está sóla – soltó con tristeza
Un instinto extraño lo impulsaba a querer correr y abrazarla, decirle que todo estaría bien, teniendo esa necesidad de consentir cada capricho y apapacharla cada segundo de su existencia
