Todos tenemos una historia, somos lo que hicimos y lo que hacemos.
Hoy como todos los días tienes una elección; puedes seguir por el camino de siempre gastando tu tiempo como sueles hacerlo o puedes ser heroica y tomar un camino épico.
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La vida seguía su curso, a Euphemia le tomo mucho tiempo como lágrimas el poder aceptar del todo ya no ver a su papá, sin embargo, entendió que era parte de la vida despedirse en algún momento. Por ahora, sus dolores de cabeza seguían
—¿Es enserio Soter? – preguntó irónica
Ya ni siquiera se sorprendia al estar acostumbrada de alguna forma a las "hazañas" de su hijo
—Te pasaron tres peleas este mismo año. Está vez llegaste al límite – Mike negó frustrado
—Papá, no iba a dejar que golpearan a ese chico, me recordó cuando molestaban a Pol y perdí el control – trató de defenderse
—No son tus peleas Otis, quizá lo crees justo pero no puedes reaccionar así siempre, debes tener temple y solucionar los problemas sin meter los puños primero
—Dos años perdidos Soter y lo peor es que ni siquiera pensaste en ti cuando los visores estarían la siguiente semana, perdiste una excelente oportunidad para cumplir tu sueño – comentó Effie irritada —.Ojalá hubiera sido una suspensión, ¡Pero te expulsaron! – se alteró
—Sal de aquí, tu mamá y yo tenemos que hablar – Mike le ordenó
Primero tenía que tranquilizarla, ayudarla a aterrizar sus pensamientos para tomar decisiones como padres sin precipitarse, Otis obedeció saliendo del estudio
—Dios no puedo con ese niño, si no hace una, hace otra pero que desesperación me da
—No podemos dejar que pierda la escuela Effie
—¿Qué propones?
—Quitarle el béisbol y que estudie para entrar a tu colegio
—No podrá ingresar a su tercer año, lo máximo sería que entre a segundo, si fuera Pol no habría problema pero Soter es muy perezoso y no sería nada creíble que entre a tercer grado sin preparación alguna
Ambos padres suspiraron, Soter estaba escuchando, el que le quitaran el béisbol lo aterro, pero lo enfureció más el ser comparado de esa forma con su hermano y sobre todo que no le tuvieran fé, aunque muy en el fondo sabía que no debía culparlos cuando solo se referían a lo que había demostrado esos últimos años, apenas y mantenía el promedio para pertenecer al equipo de béisbol con los exámenes, porque tareas nunca hacía
Tenía que movilizarse, pedir ayuda
—¿Qué tan difícil es el exámen de admisión para entrar al colegio de mamá? – le preguntó a Nea
—Puff, el normal estuvo sencillo pero mamá también nos aplicó uno especial y en ese si sufrimos
—¿Con que puntuación lo pasaron?
—Con cien – musitó sin importancia
—¡¿Con cien y aún así dices que les costó?!
—Sip – siguió leyendo —. Casi sacamos un noventa, nos dimos cuenta que la mayoría de sus preguntas vienen con trampa, nos tardamos en corregir pero lo logramos
