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24 de Diciembre de 1993, Castillo de los Grindelwald.

Noruega

La mañana había amanecido nevada, como los días anteriores. Aunque el sol se proclamara en el cielo, lo único que se podía observar era la nieve.

Nieve era todo lo que se podía ver en un radio de un kilómetro cerca de la mansión de los Grindelwald. Sin embargo, eso no era molestia para abuelo y nieta quienes apenas parecían darse cuenta del frío que se percibía en el exterior. Ellos estaban jugando felizmente en la nieve.

Ambos jugaban como un zorro y un hurón mientras se correteaban entre sí. Luego volaron como halcones por los cielos y antes del mediodía volvieron a entrar en su castillo.

-No puedo creer que vayamos a pasar nuestra primera navidad juntos, abuelo –exclamó felizmente Belladona.

Su abuelo le daba una vuelta y volvió a sujetarla de la cintura antes de contestar

-Esta será la primera de muchas, Giftig Blomma –contestó él y le daba un beso en la frente

Cuando el tocadiscos terminó de reproducir la última canción ambos hicieron una reverencia y rieron para luego realizar diferentes actividades.

Grindelwald les daba indicaciones a los elfos domésticos sobre las decoraciones que quería lucir en la fiesta la cual, tomaría lugar durante la noche.

Belladona, mientras tanto, fue a su habitación para buscar un regalo y mandarlo a Hogwarts mediante su lechuza, Nix.

Pasó toda la tarde en el cuarto platicando con su madre sobre las navidades que había pasado estos años atrás y cuando menos lo pensó ya era hora de arreglarse para la fiesta de navidad.

___***___

Gellert Grindelwald había organizado una fiesta de Navidad ese año para celebrar su liberación de prisión, así mismo presentar a su nieta a la sociedad como debía ser.

Al castillo Grindelwald estaban accediendo cientos de magos y brujas reconocidos; desde políticos de los diferentes ministerios de toda Europa, reconocidos deportistas y por supuesto los más allegados a los Grindelwald.

De uno de los carruajes habían bajado una familia que se conformaba por dos rubios platinados y una señora de cabellos negros y mechones blancos, todos ellos llevaban trajes negros con detalles plateados.

Una corriente de aire nocturno turbó a la familia que había bajado provocando que la señora Malfoy temblara por la brisa fría.

-Te dije que debías cargar un abrigo contigo, Cara mía. Noruega es frío.

-Eso habría dañado toda mi atuendo, Mon cher –refutó la señora Malfoy frotando elegantemente sus brazos –Además dentro del castillo no necesitaremos abrigos

Lucius negó con la cabeza y sin dudarlo, se quitó su propia gabardina y se lo colocó sobre los hombros a su esposa. Esta alzó la cabeza para ver a su marido y le dio un pequeño beso en los labios.

-Gracias, Mon cher.

Lucius sonrió y le ofreció su brazo para que caminaran juntos hacia la mansión.

Dentro de la mansión ya se encontraban muchos de los magos y brujas invitados, entre ellos se podían distinguir la familia Zabini quienes charlaban animadamente con los Nott, Parkinson y Percy Weasley.

Los Grindelwald sin embargo aun no bajaban, ambos estaban en el cuarto de Belladona.

-Puedes dominar cualquier clase de magia y hechizo abuelo, pero no puedo creer que no me puedas maquillar ni siquiera con magia –se quejó su nieta

Belia Potter [Draco Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora