CAPITULO 5

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SOMMER

Padre de todos los santos encargados de crear hombres como este, te pido que tengas piedad de esta humilde pecadora. Al parecer se me ha olvidado como respirar y hasta como pensar, siento que me está dando una embolia, quizás un derrame cerebral, o se han muertos todas mis neuronas.

Sentir el toque de su mano en la mía, me hace sentir una extraña sensación, es como si un fuego recorriera todo mi cuerpo, la piel se me eriza, mi corazón comienza a latir rápidamente, tengo miedo de morir tan joven por un infarto. Esto me recuerda que es hora de ir al médico, debo hacerme revisar. El solo escuchar su voz, hace que mi cuerpo tiemble y que no solo palpite mi corazón, si no, tambien otra cosa, es como si algo dentro de mí se hubiese encendido al verlo a él, tengo esta extraña sensación recorriendo todo mi ser.

Ahora entiendo dice que todo lo dañino viene en empaques extremadamente hermosos.

-Sommy ¿Qué pasa? – La voz de Samantha me saca del transe en el que estoy sumida.

Quiero decirle "Ey amiga, espera un momento, me estoy recuperando de un daño cerebral y estoy tratando de no salivar por este hombre que mira como si no fuera la gran cosa, pero que yo quiero que me meta su cosa"

La miro algo desconcertada, tengo que hacer un gran esfuerzo por calmar los latidos de mi corazón, por no demostrar el hambre, ya que el que demuestra el hambre no come.

- ¿Eh? – Le pregunto.

Jesús estoy hablando como idiota ¿Qué diablos me pasa?

Ella me señala con la cabeza y sigo la línea de su mira y noto que aún sigo con la mano de este hombre agarrada, él me observa con una sonrisa maliciosa y bastante picara.

Necesito ir al baño, echarme agua fría, quizás cambiar mis bragas por un par nuevas, si puedo hacerme un cambio de cerebro, tomar un avión y volar a la Patagonia para no seguir humillándome.

-Creo que trata de decirte que ya puedes soltar mi mano – Escucharlo decirme eso hizo que todo mi cuerpo vibre ¿Qué te pasa Sommer James? Es solo un tipo normal, un hermoso y sensual tipo, al que le gusta someter a las mujeres a su antojo ¿Por qué te pones así? Que tal vez tenga una gran polla, de esas que te hechizan y te hacen perder el raciocinio y la cordura. Tal vez tambien sea uno de esos tipos que te mandan a terapia psicología, de esos que no solo te rompen el coño deliciosamente, si no que tambien te rompen el corazón.

Rápidamente suelto su agarre y doy un paso hacia atrás. Ya he agotado mi reserva de humillación, es hora de tomar la poca dignidad que me queda y huir.

Si. Eso es una gran idea, debo huir, lejos, muy lejos, cambiarme el nombre, comenzar una nueva, estudiar un par carreras más, comprar unos gatos y no socializar más.

-¡Lo siento! – Logro que mi atolondrado cerebro formule alguna palabra coherente. Tomo asiento nuevamente.

Me abanico la cara, y agradezco a los cielos, que no se pueda ver bien mi rostro, porque debo estar como un tomate.

-¡Hermano! Ella es Sommer, una amiga de mi sumisa, quiere aprender a ser una buena sumisa, para encontrar a un gran amo, y pues... - Jérémie hace una pausa – Yo pensé en que tú serias un gran maestro, tengo que admitirlo, pero todas las grandes sumisas que han pasado por este lugar tú las has enseñado.

¡Oh! ¿Es un profesor de sumisas? ¿Eso existe? Voy a comenzar a cambiar mi genero de lecturas y voy a aventurarme con otras cosas.

Veo como el tipo arquea una de sus cejas me mira fijamente, se relame los labios, y ladea su cabeza. Odio que su mirada despierte en mí, pensamientos que haría que cualquier religioso me ahogue en agua bendita. Tiene un mirada fuerte, fría, penetrante, me observa de arriba abajo, me hace sentir algo incomoda, es como si me estuviese evaluando de pies a cabeza. El tipo después de mirarme por unos minutos dirige su mirada a Jérémie nuevamente.

ENAMORADA DE MI AMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora