EXTRA II ALESSANDRO

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ALESSANDRO

Siento como los huesos crujen bajo mi golpe. El hombre que tengo esposado, colgado de la viga que está atada al viejo techo de una de mis bodegas de carga. Llevo dos horas en este lugar, el cuerpo me duele, pero la adrenalina que recorre mi cuerpo es monumental, las gotas de sudor recorren mi espalda y se esparcen por todo mi cuerpo. Tengo los nudillos reventados, las manos magulladas, pero hasta que no sacie esta sed de sangre no voy a estar en paz.

El muy maldito se atrevió a mirar lo que es mío.

Sommer estaba tan distraída que no se dio cuenta que el hijo de perra que ahora chilla como un marica por los golpes que le doy, prácticamente se la estaba follando con la mirada.

Le dije que era posesivo con lo que es mío y ella me pertenece. Cada parte de su cuerpo, cada pensamiento, cada respiración, cada emoción es mía.

Mia para poseer, mía para follar, pero no mía para quedármela.

Estoy siendo irracional, nunca me había sentido así con ninguna de mis sumisas. Soy posesivo, si, pero que amo no lo es. Pero con Sommer, con esa maldita mujer lo estoy llevando a otro nivel, a estas alturas creo que ya entre a los limites de la obsesión.

Me enferma que cuando esté lista tenga que entregarse a otro hombre. Me altera saber que otro hijo de puta va a poner sus asquerosas manos, en ese pequeño cuerpo, que lo va a adorar como yo lo estoy adorando ahora.

Pueda que en la cama sea un bastardo hijo de puta, pero fuera de ella, juro que quiero bajarle el sol, la luna y las estrellas. Quiero verla feliz, cumplir cada uno de sus sueños antes de que se aleje de mí.

¿Vas a dejarla ir?

Me grita otra vez la vos de mi cabeza.

Y es que ese es el maldito problema, que no se si pueda dejarla ir. La quiero para mí, pero eso es algo imposible, no soy hombre para la relación que ella espera, que ella desea.

-¡Basta! – Solloza el perro que he tomado como bolsa de boxeo.

Está sin ropa, solo le dejé puesto el bóxer. El cabello lo tiene pegado a la frente, el ojo izquierdo está tan hincado que no lo puede abrir. Tiene un corte en la frente, le brota sangre de la nariz. Creo que se la he reventado, le falta algunos dientes, tiene quemaduras porque decidí marcarlo como si fuera ganado. El cuerpo está cubierto de sangre y moretones. Toda una obra de arte hecha por el mejor.

Ósea por mí.

-¿Te creíste con el derecho de desear a mi mujer? – Escupo con ira.

¿Mi mujer?

¿Enserio Alessandro?

Acabo de decir que no me puedo quedar con ella y ya la estoy llamando "mi mujer" ese es el efecto que tiene la maldita mujer en mí. Me vuelve bipolar, no sé ya lo que quiero, ha llegado como un maldito huracán a revolver mi mundo, es como una maldita tormenta y yo estoy feliz de perderme en ella, de dejar que cada fuerte gota que cae golpe mi cuerpo y me haga vivir de nuevo.

-No sabia que era tuya – Solloza.

-Lastima – Me burlo – Solo yo puedo mirarla y tú, mi querido amigo la viste.

-Entonces enciérrala en una maldita habitación para que nadie la vea – Grita.

Seria una buena idea.

Pero Sommer me mataría o me cortaría la polla y realmente quiero mi polla en su lugar, si me la corta no podría enterrarla mas en su delicioso coño.

-Eres un lunático – Le doy otro golpe.

Me importa una mierda si soy un lunático.

Ella me hace perder todo razonamiento. Me ha quitado la poca cordura que me quedaba.

ENAMORADA DE MI AMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora