SOMMER
La luz de la mañana choca con mi rostro, comienzo a removerme por toda la cama, un olor a cítricos y madera invade mis fosas nasales, es un olor exquisito, el mismo olor que me ha estado persiguiendo desde hace un tiempo, los recuerdos de la noche anterior llegan a mi cabeza como una película erótica y mi centro comienza a palpitar y a dolerme.
Una sonrisa se dibuja en mi rostro cuando recuerdo todo lo que Alessandro me hizo en nuestra cita, cada beso, cada caricia, cada castigo, la forma en que me miraba, como si fuera lo más hermoso y valioso del mundo, las palabras que me susurraba, la forma en que me folló ¡Jesús! Ese hombre es un experto a la hora de complacer a una mujer, aun cuando sus métodos, son un poco... ¿Turbios? No sé si esa sea la palabra correcta. Pero me dejó tan saciada que, al llegar a mi apartamento, quedé dormida enseguida.
Con una de mis manos comienzo a tocar a ver si lo encuentro aún en la cama, pero me doy cuenta que estoy sola, su lugar está vacío y frio, como si se hubiera despertado hace un tiempo. Abro los ojos con dificultad y comienzo a mirar por toda la habitación. Lo llamo, pero no obtengo respuesta, así que de un solo brinco me levanto de la cama, me coloco encima una bata de dormir y bajó las escalaras al primer piso. Cuando me voy acercado siento un rico aroma a café
- ¿Samantha, eres tú? – Debe ser ella, es la única que se levanta tan temprano hacer una taza de café, según dice, se vuelve un ogro si no se toma una taza en la mañana.
No veo las cosas de Alessandro, así que supongo que se ha ido en algún momento de la madrugada.
Un dolor atraviesa mi pecho, el saber que se fue en medio de la madruga y no me despertó me molesta un poco, pero no rápidamente sacudo esos pensamientos. No somos nada y él ha sido claro desde el principio, una relación amo-sumisa es lo único que me puede brindar, el problema es que no sé si yo solo quiera eso. Después de la cita de ayer, de lo bien que la pasamos, de todo lo que hicimos, me estoy volviendo codiciosa y quiero mas de él.
Mas del hombre candente.
Mas del hombre amable.
Mas del hombre atento.
Y mas del dios del sexo.
Al llegar a la cocina me asombro al ver que no es Samantha la que está haciendo el café si no... Alessandro.
Santa madre del agarradero.
Este hombre se ve aún más guapo cuando se levanta.
Ya está vestido con su ropa, el cabello lo tiene algo revuelto, y eso solo lo hace ver mas hermoso de lo que es.
– Por fin despiertas, oso dormilón – Me regala una gran sonrisa, de esas que hace que rodillas te tiemblen y el corazón te lata rápidamente. Se acerca a mí y me da un suave beso en la frente – Me levanté hacer el desayuno.
>>Samantha se comunicó conmigo y me dijo que estaba en el apartamento de Jéréme, que de allá saldrá hacia su trabajo, también me dijo, que no acostumbras a desayunar y que ella te tiene que obligar, por eso, decidí hacerte el desayuno, vez arréglate y baja a comer algo, te llevaré a la biblioteca y de allí me iré a la compañía – Me toma de la cintura y me atrae hacia él – Este viernes hay una fiesta en el bar donde nos conocimos, alguien vendrá a traerte ropa para que te coloques, quiero que vean la gran sumisa que tengo.
Estrella su boca con la mía y con eso hace que mi cabeza haga corto circuito, su lengua rápidamente domina la mía y de repente quiero arrancarle la ropa y decirle que me folle hasta que se me olvide hasta mi nombre.
– Ahora ve hacer lo que te dije, se buena chica – Puedo ver el deseo plasmados en esos hermosos zafiros que tiene por ojos, el cielo tuvo que haberle regalado un trozo de él, para que este hombre lo llevara en ellos.
ESTÁS LEYENDO
ENAMORADA DE MI AMO
RomanceUn italiano arrogante, exasperante, sexy e irresistible. Alessandro Greco es el dueño de un prestigioso conglomerado en el día y por la noche le encanta ser el amo y adueñarse de todas las mujeres, para someterlas a sus más perversos deseos. Sommer...