SOMMER
Regreso lo más rápido que puedo a la mesa. No quiero volver a toparme con ese hombre, estás haciendo estragos en todo mi sistema. Es un demonio vestido de hombre, la lujuria y el deseo hecho persona. Es un pecado divino. Bien dicen que el diablo sabe como tentarte, como hacerte caer para que pruebes del infierno disfrazado de paraíso que te brinda. Al llegar a la mesa le doy un gran sorbo a la copa de vino. Necesito calmarme, que mi respiración se calme y que el corazón deje de latir tan desbocadamente. Le hago saber a Samantha que no me siento bien y que por eso me voy a adelantar. Sé que al llegar me ha hacer las miles de preguntas, pero necesito salir rápido de aquí, olvidar que alguna vez vine a este lugar y seguir con mi vida.
Al llegar a mi pequeño apartamento, me quito los tacones de agujas, el vestido. No puedo sacarme de la cabeza a Alessandro, sentí una sensación extraña cuando sus manos tocaron mi cuerpo, cuando lo sentí tan cerca una extraña corriente recorrió mi cuerpo, nunca me había sentido tan atraída sexualmente hacia alguien. Es que no con Antonio en todos los años que estuvimos juntos me sentí de esa manera. Era como si el demonio de la lujuria se hubiera apoderado de mi cuerpo y mis pensamientos. Sentí como un calor comenzó a subir por todo mi cuerpo, mis mejillas comenzaron a arder, mi mente se lo imaginó haciéndome suya, me imaginé esas grandes manos recorriendo cada parte de mí, sus labios besando los míos, y su... su...
Jesús estoy poseída.
¿En qué diablos estás pensando Sommer? ¿Qué son este tipo de pensamientos? ¡Contrólate!
Es mejor que me dé una ducha de agua bien fría para que todo este calor se apague.
Me meto a la ducha y dejo que el agua fría toque mi cuerpo, necesito desesperadamente bajar está tremenda calentura que invade todo mi cuerpo.
Después de un rato, salgo del baño, me pongo ropa cómoda para dormir y me tiro a la cama, estando allí, otra vez se me viene Alessandro a la cabeza el gusanito de la curiosidad comienza a picarme ¿Cómo será haciendo el amor? ¿Qué se sentirá sentirlo dentro de mí? Sin darme cuenta voy bajando mi mano poco a poco hasta mi coño y comienzo a masajearme el boto rosado que ya está hinchado y húmedo, una extraña sensación recorre mi cuerpo, siento extrañas vibraciones dentro de mí, nunca había sentido esto, es como si mi coño se estuviera encendiendo, siento un gran calor.
Mi respiración comienza a agitarse, mi dedo pulgar masajea mi clítoris, mientras que voy introduciendo un dedo dentro de mí, el aire se me escapa de los pulmones y suaves gemidos salen de mi boca. Tengo la necesidad de seguir dándome placer, mientras mi mente trae la imagen a Alessandro en mi cabeza, imagino que estoy acostada en su cama, él con su imponente cuerpo encima de mi haciéndome suya, esas grandes manos me sostienen las piernas, mientras su polla se introduce lentamente en mí, en su rostro hay una sonrisa coqueta, sus ojos me miran con deseo. Mis dedos se empapan de mi humedad, mi espalda se arquea cuando toco un punto sensible dentro de mí. Siento que me voy a explotar. Los labios de Alessandro tocan los míos, sus besos no son nada tiernos, nada románticos, son apasionados, demandantes, posesivos. Su lengua domina la mía y sus caderas comienzan a embestirme salvajemente.
En algún momento, cuando estoy en lo más alto del orgasmo lo grito su nombre, mis dedos están dentro de mí, y deseo que en su lugar fuera la polla de él. Mis paredes del coño comienzan a apretar mis dedos, el corazón comienza a desbocarse, la respiración se me agita y siento que la vista se me oscurece y exploto, mis jugos comienzan a empaparme mis dedos, mis sabanas, el pecho me sube y me baja y la vergüenza comienza a apoderarse de mí.
¿Me acabo de...?
Estoy mal, muy mal.
Nunca me he tocado de esta manera.
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ENAMORADA DE MI AMO
RomanceUn italiano arrogante, exasperante, sexy e irresistible. Alessandro Greco es el dueño de un prestigioso conglomerado en el día y por la noche le encanta ser el amo y adueñarse de todas las mujeres, para someterlas a sus más perversos deseos. Sommer...