CAPITULO 14

1.7K 127 3
                                    


SOMMER

Comienzo a caminar con el corazón en la mano, un sin sabor en la boca y un nudo del tamaño de una bola de béisbol situado en mi garganta, siento nauseas y mareo por lo que le dije, pero no quiero sentir culpa, siempre soy la que sale lastimada, siempre soy la que salgo destruida ¿Por qué serlo nuevamente?

Siento que me estoy alejando cuando de repente alguien me toma del brazo. Brinco del susto, mi corazón es un caballo de carreras galopeando contra mis costillas.

- ¿A dónde crees que vas? – Al girar me encuentro con la mirada furiosa de Alessandro.

La respiración la tiene agitada, el cuerpo tenso y la mirada oscurecida, mi cuerpo tiembla, sé que no me hará daño, pero nunca me había mirado de esa manera.

Tomo aire y lo miro y me suelto de su agarre bruscamente.

– Voy a donde me plazca, ya nos dimos placer, es hora de separarse – Escupo con todo el veneno que puedo inyectar a cada palabra.

Quiero lastimarlo tanto como él me ha lastimado a mí.

No quiero ser la única que sufra.

Me gusta si, pero no pienso dejar que me vuelvan a lastimar.

Él sigue ahí, mirando confundido, con la mandíbula apretada, hace tanta presión que parece doloroso, el cielo que tiene por ojos, se ha oscurecido, no queda nada de aquellas miradas divertidas y coquetas, es una tormenta la que se está gestando en sus pupilas.

-¿Quién dijo que te puedes ir así y dejarme como si no valiera nada? – Dice en tono bajo, pero peligroso - ¿Por quien carajos me tomas? Sommer. Si piensas que puedes venir y utilizarme de esa manera estás muy equivocada.

Suelto una carcajada.

Sé que he herido su orgullo de hombre.

Tomo aire y me cruzo de brazos.

– Yo decido que puedo o no hacer, por favor no te creas el dueño del mundo y tampoco el centro del universo – El tono frio y tajante solo lo hace que se yerga más en toda su altura - ¿Qué? ¿Solo tú puedes usar a las mujeres a tu antojo? Pero cuando una de ellas quiere hacer lo mismo contigo. Te enojas, eso no es muy maduro de su parte señor Greco.

Alessandro toma una bocanada de aire, sus manos viajan hacia las hebras de cabello rubio y las intenta peinar, pero solo consigue desordenarlas más.

- ¿Eso crees? Déjame decirte que no seré el dueño de mundo, pero soy tú dueño, me perteneces Sommer James, me perteneces desde que te entregaste a mí – Sisea – Incluso antes de eso, ya me pertenecías a mi - Camina hacia mí, pero yo retrocedo.

La sangre bombea rápido en mi pulso, el pecho late mas fuerte, cuando me habla asi, solo hace que mi excitación aumente, mi coño se humedece y debo estar mal de la cabeza, para que me caliente un hombre que se está comportando como un cavernícola.

Me toma todo lo que tengo para mantenerme en mi lugar, cuando ya no tengo a donde más escapar.

Sonrío sarcásticamente, lo miro de arriba a bajo y humecto mis labios. No voy a negar, el tipo sabe lo que tiene, lo que es capaz de hacer, y todas las emociones que despierta en una mujer.

– Te equivocas Alessandro Greco, yo no le pertenezco a nadie – Arqueo una de mis cejas y me cruzo de brazos – Ni tu me perteneces, ni yo te pertenezco. Asi que, cada quien puede hacer lo que le plazca ¿Eso no es lo que buscabas? Una mujer que solo te sirviera para descargar ese enfermo placer que sientes por dominar.

ENAMORADA DE MI AMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora