CAPITULO 26

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DESCONOCIDO

—¿Qué estás haciendo? — Grita mientras le quito el pantalón deportivo y los tiro al suelo sucio del viejo SUV.

El olor de su excitación me llega a mis fosas nasales y como una maldita droga me domina y me hace enloquecer. Ella es mi droga, mi maldita adicción.

—Pude oler tu excitación mientras me chupabas — Le levanto las piernas y la miro — Mírate. Está a mitad de camino de tus muslos.

Joder la vista que tengo es lo más hermoso que mis ojos hayan visto. Ella mira hacia otro lado, incapaz de enfrentar lo glotona que se vio al ser obligada a chuparme la polla. Me río, y me mira con enojo en sus ojos.

Esos hermosos ojos grises que me han hecho perder la razón.

—No te rías de mí — Musita, mientras su rostro se enrojece.

Empujo mi capucha fuera de mi cara y sus ojos se abren. Puedo ver la sorpresa que hay en sus ojos y eso solo hace que mi polla se agite más.

—Está bien si te gusta — No lo diré. Será nuestro sucio secreto — Le guiño un ojo antes de bajar mi boca a su coño.

Antes de que pueda hacer contacto, trata de vencerme, se retuerce entre mis brazos. Pongo mis brazos sobre sus caderas y la apoyo en el asiento hasta que deja de intentar luchar. Ella es mucho más pequeña que yo, así que es fácil mantenerla donde quiero.

Poderla manejar a mi antojo me tiene cegado de placer.

—Deja de pelear conmigo — Gruño — Voy a probar este exquisito coño antes de follarte.

La mirada se le oscurece a mi cachorrita le encanta que le hable sucio.

—¿Entonces me dejarás ir? — puedo percibir la súplica en su voz, porque ambos sabemos cuál va a ser la respuesta a esa pregunta.

No me molesto en responder mientras respiro profundamente, oliendo su bonito coño. Es rosa, casi sin cabello, y yo no estaba mintiendo cuando dije que su crema estaba a medio camino de sus muslos. Ella es cachonda como la mierda, y su pequeño clítoris se asoma a mí.

Se me hinca el pecho el saber que por más que su cabeza se esté resistiendo a esto, su cuerpo lo está disfrutando. Responde tan bien ante mis caricias, ella también me desea.

Cubro su coño con mi boca y gimo por el sabor. Es cálido y dulce y sabe a casa. Beso su coño como si fuera su boca, lenta y con propiedad. Debo controlarme para no correrme. Así que comienzo a pensar en cosas desagradables para que mi excitación y mis ganas de enterrarle la polla tan profundamente no me ganen.

—Para — Gime, pero ambos sabemos que no lo dice en serio.

Puedo notar la guerra interna que libra en su cabeza. La razón le dice que está mal que disfrute que un extraño le de placer, pero su cuerpo quiere dejarse ir. Sus manos alcanzan mi cabeza, y por un segundo trata de alejarme. Entonces sus dedos se enrollan en mi cabello y me acerca.

—¡No lo hagas! — Grita de nuevo, pero se queda sin aliento cuando su orgasmo se acerca.

Empujo dos dedos dentro de su coño húmedo y empujo con fuerza. La aburre un poco mientras froto su punto G y lamo su clítoris con ternura. La división entre áspero y gentil confunde su cuerpo y sus protestas se desvanecen cuando sus muslos se abren más para mí.

Su cuerpo se aprieta silenciosamente y se arquea desde el asiento. Un rubor oscuro se extiende sobre su cuerpo cuando su boca se abre y grita su orgasmo en la cabina

Empieza a decir algo, pero le agarro la cintura con ambas manos y le doy la vuelta boca abajo.

—De rodillas ahora, nena. Estoy listo para follar.

ENAMORADA DE MI AMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora