ENAMORADA DE MI AMO

CAPITULO 23

SOMMER

Sentía ruidos, alguien se movía con desespero en la cama, y susurraba cosas, abrí mis ojos asustada, me di cuenta de que era Alessandro, estaba teniendo una pesadilla, notaba el dolor que se reflejaba en su hermoso rostro, y yo sentía que también me dolía a mí, por más que discutamos, que nos las pasemos en contiendas, no me gustaría verlo sufrir, ni que se lastimara nunca.

Lo nuestro no comenzó bien y dudo que termine con un final feliz, pero es el hombre que amo y aunque me saque de mis casillas, jamás voy a querer verlo lastimado. No voy a decir que la relación que tenemos es sana, porque es lo mas insano que hay, pero a su modo me da momentos de felicidad, y si de algo estoy segura es que no puedes decir que algo o alguien ha sido un error en tu vida, cuando te ha dado momentos tan felices y te ha hecho sonreír.

Intenté escuchar que decía, pero no le entendía, lo vi tan desesperado, así que lo desperté, estaba sorprendida, cuando logré que abriera, se aferró a mí. Comenzó a preguntarme que, si no lo iba a dejar que, si no lo lastimaría, surgió la necesidad calmarlo, su sueño tuvo que ser algo terrible para que se pusiera así.

Me dolía el pecho al verlo tan vulnerable en mis brazos, era como un niño que se encontraba perdido y abandonado.

Nunca lo había visto de esa manera, se veía tan débil, que me dieron ganas de cuidarlo. Quise calmarlo, así que le dije que durmiera, que al despertar estaría a su lado, así como él me dijo antes de dormirme, sabía que él pensaba que yo estaba dormida, pero no era así, estaba escuchando lo que me decía.

No sé por lo que ha pasado, pero ver la desesperación en sus ojos, la suplica en el tono de su voz, me desestabilizó. Quise preguntarle de que iba la pesadilla, pero sabia que subiría los muros y nuevamente me dejaría afuera, y es lo que menos quiero en estos momentos.

Lo abracé hasta que se quedó dormido. Quiero saber que lo atormenta, que era eso que le ha pasado en su vida para que él se comporte de esa manera, para que le tenga miedo al compromiso.

Es inútil, nunca me lo diría, es tan hermético con su vida que dudo que algún día se abra de esa manera conmigo.

Sigue aferrado fuertemente a mí, le doy caricias en su espalda, quiero que pueda descansar. Intento levantarme. Jesús debo ir al baño, me siento como cuidando a un bebe que no hay que hacer ruido para que no se despierto. Como puedo vuelvo a intentar moverme, zafarme de su fuerte agarre, pero siento como unos fuertes brazos me envuelven y aprietan.

- ¿A dónde vas? – Dice con la voz rasposa y algo adormilado - Dijiste que no me dejarías.

Se me parte el corazón al escucharlo decir eso ¿Quién le hizo tanto daño? Quiero matar al causante de su dolor, a la persona que lo hirió tanto para que él se volviera de esta manera.

Joder necesito ir a vaciar mi vejiga. He intentado moverme sin que se dé cuenta, pero al parecer no funcionó.

-Voy para el baño, sigue durmiendo, no me demoro – Le digo, para calmarlo.

Es una verdad a medias, si necesito ir al baño, pero también realmente quiero un respiro, hay muchas cosas que me confunden todavía, deseo saber más de la vida de él, pero es tan reservado con eso, es como si pusiera una barrera entre los dos. Pensé en un principio que podría romperla, pero al aparecer no va a ser tan fácil.

Es desgastante, no lo voy a negar, pero no me quiero dar por vencida. Como dije, lo nuestro no es algo sano, no las pasamos peleando, nunca estamos de acuerdo en algo. Si nos entendemos muy bien en la cama, pero fuera de allí, somos tan diferentes.

Tengo claro que no obtendré mi final feliz, pero quiero vivir y disfrutar del camino.

-¡Tengamos una cita! – Me suelta de un momento a otro. Me acerca más a él – Una cita, así como tú la querías desde un principio, dime que quieres hacer, pídeme lo que quieras y te lo daré – Me rodea con sus brazos – Si me pides la luna, te la daré, si me pides el cielo te lo bajaré, solo te pido que no me dejes, te daré lo que quieras solo si me prometes al final no abandonarme.