Entré a la U.A. porque tuve el impulso de demostrarle a Katsuki Bakugo mi valía, pero lo que no sabía es que iba a enfrentarme a cosas que dan bastante miedo, como los villanos y al romance adolescente, no seré una heroína a menos que deje atrás mis...
-Venga pajarito, deja de llorar.- sonríe Keigo de forma tranquilizadora.
Las lágrimas me caen por las mejillas mientras sigo abrazando con fuerza a Keigo, sintiendo el calor de su cuerpo contra el mío, mientras sus alas cubren mi cuerpo.
-Además, ese chaval puede cuidarse solo, dudo que lo hayan matado, seguramente lo necesitan para algo.- juega con mi pelo.
-Eso no ayuda.- frunzo el ceño.- sé que no soy así, normalmente no me desmorono por nada, pero...
Cierro la boca, recuerdo la fuerza en la que agarré la mano de Katsuki y no sirvió de nada, si Dabi no hubiese usado sus llamas ahora Katsuki estaría en la U.A. con nosotros.
-¿Sabes? Me estoy hartando de esta actitud tuya.- habla Keigo con una sonrisa y una autoridad fingida.- ¿Dónde está la adolescente sarcástica y segura de sí misma? Deja de lamerte las heridas como un gato callejero, eres mi pajarito, no deberías estar sufriendo tanto, deja de lamentarte y resurge como el ave Fénix.
-Pero...-Me seco las lágrimas.
-De peros nada, todos hemos perdido algo en esta vida, Katsuki Bakugo está bien, solo tienes que dejar de ser una estúpida niña y enfrentarte a la realidad, tus amigos han ido a rescatarlo, pero tú, ¿tu qué has hecho?- Keigo habla muy en serio.
Tiene razón, no he hecho nada más que culparme y autodespreciarme a mi misma, esto no es saludable ni sano para mí ni para nadie, Keigo, tienes razón, solo estoy siendo una inmadura que no quiere verla realidad y huye de este enorme problema.
-Siempre te las has válido por ti misma, te has sacado las castañas del fuego, pues ahora no es diferente, sal ahí fuera y cómete el mundo, posees la magia del caos.- me sonríe con gentileza.
-Gracias.- lo abrazo con fuerza.- Tengo que irme, mis amigos me necesitan.
Keigo me remueve el pelo, le saco la lengua en tono juguetón, después le doy un beso en la mejilla, salgo volando por la ventana dejando a Keigo en mi habitación.
Es hora de resurgir de mis propias cenizas, si caigo vuelvo a levantar, no soy débil, nadie podrá detenerme nunca más, es hora de demostrar a este mundo de pacotilla de lo que Martina Stoessel es capaz de hacer y deshacer a su antojo.
Keigo tiene razón, puede que yo haya logrado estar más cerca que nadie, pero no por eso debo sentirme orgullosa, es normal sentir debilidades, pero ya no más, ahora estoy más que furiosa, Eijiro ha ido con Momo, Shoto e Izuku a salvar a Katsuki y yo me he quedado lamiéndome las heridas y de brazos cruzados, ¡Ya está bien!
Voy volando hacia Izuku y los demás, ya que me han dejado un mensaje y puedo ver su ubicación, estoy hasta el papo y sé que cuando me enfado mis ojos se vuelven de color rojo y mis poderes aumentan, así que voy a aprovechar eso ahora mismo y acabar con todo. Así que aterrizo con todas mis fuerzas delante de Katsuki desatando una fuerte onda de polvo.
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