Capitulo 30

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Narrador omnisciente:

Sabrina caminaba junto a Theodore algo preocupada, la verdad era extraño el hecho de que su madre hubiera ido a buscarla.

—¿A donde vamos?—Pregunta ella.

—A la oficina de Dumbledore, tu madre te espera ahí.

Sabrina asiente algo ansiosa, al llegar Theodore le da una sonrisa nerviosa.

—Adios.—Deposita un beso en la mejilla de esta para despues irse.

Sabrina solo le da un asentimiento como despedida para despues entrar en la oficina, en esta se encuentra con su madre, Mattheo y el mismo hombre que vio aquella vez hablando con Tom.

Era voldemort, solo que con su forma humana y atractiva.

—Señorita Black.—Saluda Dumbledore.

—Hija.—Saluda esta vez Caroline.

Sabrina le da una sonrisa nostalgica para abrazar a su madre.

—Lamento interrumpir el momento Caroline, pero recuerda que la reunión nos espera.—Habla esta vez el hombre que estaba al lado de Mattheo.

—Tienes razón, lo lamento.—Se disculpa ella para separarse de Sabrina.

—Bien, entonces les brindare cinco horas para que los chicos esten fuera de Hogwarts, por favor, espero ver a los chicos aquí en mi oficina a las 6:00 p.m, solo para confirmar su regreso.

Ambos acompañantes asienten.

—Entonces, señor tutor de los chicos Riddle, y señora Grindelwald, pueden salir junto con los muchachos.

—Muchas gracias director.—Agradece Caroline al hombre.

Todos se disponen a salir de la oficina, mientras Sabrina intentaba deducir que era lo que estaba sucediendo.

—Tomaremos el expreso para despues dirigirnos a la mansión Malfoy.

El entre cejo de Sabrina se frunce, intentando comprender el por que la presencia de su madre y Mattheo en la masión Malfoy.


Ya se encontraban sentados en el expreso, Sabrina y Mattheo estaban frente a Caroline y el "Representante" de los Riddle.

Mattheo se acerca al oido de Sabrina para susurrarle.

—Estoy igual de confundido que tú.

Ambos conectan miradas, y en ambas miradas la preocupación era más que visible.

Sabrina solo lo observa para despues suspirar y esta vez susurrar ella.

—No lo se, pero tengo un mal presentimiento.

Mattheo asiente

—Sabrina hija, no te conocia esa camisa ¿Es nueva?—Pregunta Caroline observando con una sonrisa a su hija.

Los ojos verdes de Sabrina se abren y un sonrojo se hace visible en ella, a lo cual Mattheo estalla en carcajadas.

—Oh, ¿Es tuya Mattheo?—Pregunta la mujer para despues sonreir.

—¿Que? ¡No! Es de mi—Sabrina le da un fuerte pisotón para callarlo.

—Es mía mamá, mía.—Dice Sabrina dandole una mala mirada a Mattheo.

—Oh, pues se te ve increible hija.

—Gracias madre.

El vagón se vuelve a quedar en un silencio incomodo, que es interrumpido por la voz gruesa del hombre.

El corazón enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora