Busque por todos lados en libro perdido.
Estaba seguro de que había dejado la puerta bien cerrada, así que los únicos que podían entrar eran los dueños de la casa si tenían algunas copias.
Era obvio que el abogado no podría ser, ya que no tendría ningún sentido dármelo para quitármelo tan pronto.
A menos que se haya arrepentido, lo cual dudo. Estaba muy seguro de lo que hacía ese día. Es muy difícil que cambie de opinión tan fácilmente.
Ton no ingresaba a mi habitación sin ningún permiso, es más, casi ni llegaba. Siempre estaba ocupado en sus cosas, que la mayor parte de tiempo le permitían estar afuera.
En cuanto a mi tía, ella sí permanece mucho más tiempo en casa, sin embargo, nunca la había visto ingresar a mi habitación, pero no por eso dejaba de ser sospechosa.
Abril también se había quedado en casa aquel día, y aunque es muy curiosa, dudo mucho que haya podido entrar. A menos que haya persuadido a Ton o mi tía para que le entregase las llaves.
Llaves que estoy seguro no sé si poseían.
De todas formas, las dos mujeres eran sospechosas; aunque una más que la otra.
Sea quien sea el culpable no podía dejarlo ni un minuto más con ese libro, mi tío me mataría si se enterase de que no solo yo lo leí.
Además, sus páginas contienen información muy delicada. Quien la tuviera en sus manos tenía el poder de dañar más la reputación de Perséfone, nuestra identidad sería tomada como burla y un invento de su cabeza.
Pero si estuviera en manos de la mujer a la que Perséfone se refería como "ella", estoy seguro de que estaríamos jodidos. En especial el abogado.
Mi corazón empezaba a palpitar rápidamente por la gravedad del problema.
Debía pensar, debía actuar rápido.
El abogado, Ton y todos los aptos involucrados me sacarían los ojos. Y con involucrados tan solo me refiero a Arquel (hay información muy personal entre él y Perséfone).
Me encontraba en una situación bastante difícil.
Y aunque no les tengo miedo, le debo respeto a las memorias de Perséfone. Por qué su libro prohibido no es más que un diario de sus últimos días dirigido con el mero fin de qué el único que lo lee sea el abogado, su amado padre.
Y ya que me confiaron el honor, no podía dejar que nadie más le leyera ni una sola frase.
Y a estas alturas me temo que ya lo hicieron, eso me hacía sentir muy culpable.
Ese día esperé a que no hubiera nadie en casa para poder entrar, aunque no tenía llaves, los esposos no cerraban en el interior, su ventana permanecía abierta, así que pude treparme e ingresar.
La habitación estaba repleta de ropa y productos de mi tía, tan solo quedaban algunos cajones para él, pero eso no importaba, todo estaba muy bien ordenado que si dejaba algo en una posición contraria podía ser descubierto.
Busque por debajo de la cama, detrás y en el interior del ropero y cómoda, pero no había absolutamente nada.
Mis esperanzas a que ella lo tuviese caían a cero.
Ahora solo me quedaba Abril.
Antes de que pudiese salir de allí, recordé algo importante.
Los cuadros, quizás hubiese alguna caja fuerte.
Efectivamente, sí había, pero no podía recordar cuál fue la combinación.
Sentía que esto no tenía sentido y decirle al abogado solo me traería problemas y, por lo tanto, no era una opción.
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INTRUSA
Science FictionElla se comunicaba con él a través de sueños. Él se enamoró de ella sin conocerla ni tocarla. ¿Crees en la vida después de la muerte? ¿Crees en la reencarnación? ¿Crees que se pueda amar a alguien que ya no está entre los vivos? Una terrible tragedi...