INTRUSA

Capítulo 27

Busque desesperadamente el nombre del abogado entre mis contactos.

Pero era en vano, ya que sonaba apagado.

Los agentes entraron con la orden en manos,

La mujer entre lágrimas se desprendió de los brazos de su hijo por la fuerza que ellos dos hacían.

Mientras la esposaban y la obligaban en ir hasta la puerta, ton y yo corrimos a impedir que la lastimarán, mi tía no cooperaba, se resistía sujetándose fuerte de todo lo que se le cruzará en el camino y a ellos no es quedó más que usar la fuerza.

-Déjenla la lastiman, Diablos-agarro a uno de ellos del brazo y este lo empujó

Casi se cae al no tener igual fuerza, pero él supo mantenerse equilibrado.

Este pequeño acto no suficiente para que se mantuviese con los brazos cruzados y esta vez corrió con mejor impulso y se trepó en la espalda de uno de ellos. Desde allí intentó frenarlo agarrándolo fuerte del cuello con su brazo.

-Le pedimos que no interfiera, por favor-dijo con dificultad

-Ton bájate, solo empeorarás las cosas. Debe haber una explicación para esto.

-Por favor joven Ton escuche a su primo- dijo uno de los empleados que se encontraba en una esquina con otros más que solo observaban.

-No te pongas de su lado primo, ayúdame a detenerlos.

-Sí, continuas en ese plan, solo harás que te arresten a ti también. Vamos a solucionar esto en la comisaria, por favor primo, no compliques más las cosas.

Luego de mis palabras, él al fin decidió no pelear con ellos. Sin embargo, el oficial no se quedó contento ni convencido de su rendición, así que con una llave lo hizo quedarse quieto sobre un sofá, sostenía sus manos con una sola y con la otra presionaba su nuca; en su espalda reposaba una de sus rodillas.

Se encontraba tan inmóvil que hasta se le dificultaba respirar. Sin embargo, yo no podía hacer nada.

Las cosas se iban poniendo un poco más tensas y ninguno de la familia entendía lo que estaba pasando.

Su compañero, al no tener otra opción la cargo y la llevo hasta la salida, donde esperaba otro policía que solo conducía. Mi tía se defendía con uñas y dientes, pero era en vano luchar contra la fuerza de los experimentados.

Finalmente, solo arrancaron

Como era de imaginarse, la mujer no dejaba de llorar y de levantar gritos desgarradores como si estuviera en su juicio final. Desde el interior le aclamaba a su hijo que por favor le ayudará a salir y que no entendía lo que le estaba pasando. Qué era inocente de cualquier cosa que se le acusará.

Ton no espero más y sin más saco su auto de la cochera, yo lo seguí. Pensé que talvez me mandaría al diablo por quedarme parado y no hacer nada por ayudarle, Sin embargo, no puso sin objeción en que lo acompañase.

Yo continué insistiendo, pero seguía sin contestarme. Ton manejaba con prisa, ya casi y chocábamos contra el auto de los policías. Este tipo estaba realmente enloquecido y no era para menos. Lo que más me sorprendía era que no hacía ni un esfuerzo por llamar a su padre, es como si todas sus esperanzas de que lo ayudase se hubieran esfumado con el tiempo.

Todo nos calló de sorpresa. Esa tarde Ton al fin había decidido hablar con nosotros después de la revelación del secreto más grande de la familia. Había decidido dejar el tema a un lado por su tranquilidad y la de ella. Al fin y al cabo, él cree que todo es culpa de su padre, aunque no lo diga, sé que ve a su padre como el villano de la historia, alguien capaz de manipular a su madre para que aceptase esa responsabilidad.