Capítulo 23

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Todo está de cabeza,

Abril me tenía miedo,

Todo era muy confuso, no sabía bien qué había pasado con él. Qué era todo este juego. Cuando fui a verla para comprobar de que "Sebastián" habría tenido algún contacto con ella, esta empezó a gritarme pidiendo que no le hiciera nada.

Sus ojos estaban aterrorizados, parecía desconocerme en lo más mínimo. Parecía que al tenerme estaría lidiando con su propia muerte.

Al principio no entendía ese cambio de actitud, gritaba que no la tocará o mirará siquiera. Me pedía con súplicas que me alejará y no dejaba de repetirme las cosas que supuestamente le habría dicho. Pero lo cierto era que llevaba un buen tiempo sin saber nada de ella.

Sus padres me tenían de las manos como si en verdad fuera capaz de dañar a su hija. No era ningún asesino o fugitivo, pero ellos me hacían sentir como tal. No sé la razón por la cual no llamaron a la policía en cuanto se enteraron lo de su hija. Tal vez sea por lo respetado que es el abogado.

Ellos se encargaron de llamarlo para decirles que necesitaban hablar con él sobre el acto tan atroz que había cometido. No le explicaron ni dieron detalles por teléfono, mi tío me hizo ir y tampoco me dio una razón.

Al llegar a casa, solo me atacaron y su padre hasta me quería golpear, mi tío les advirtió que si me tocaban tomaría medidas legales, por lo que la madre se defendió diciendo que yo había amenazado a su hija primero.

Me tomó por sorpresa sus palabras, el abogado me miraba dudoso, pero sabiendo en el fondo que eso no podía ser cierto. Pedí verla y estos me escoltaron con un prisionero hasta su recámara para qué comprobará con mis propios ojos que ella ahora me temía.

-"No me hagas nada", "no me mates", "no diré nada, te lo juro", "no me mates, no me mates"

Estas eran las únicas palabras que salían de su boca. Su situación iba empeorando por cada segundo que permanecíamos juntos en la recámara. Ella no estaba bien, la desconocía y al parecer ella más a mí, solo me veía como su futuro asesino.

Su madre se apresuró en traerle unos calmantes y con gran esfuerzo mi tío y su padre pudieron lograr que los tragará.

Durante el tiempo que esperamos en que el medicamento hiciera efecto, ellos volvieron a atacarme, yo me defendí lógicamente diciendo que aquella persona, por más parecida a mí, no podía ser yo, ya que no me encontraba en ese momento donde sucedieron las cosas.

Mi tío era testigo y sus palabras tenían más peso y valor, él pudo dejarlos más tranquilos. Supo convencerlos y probarles que ese día había estado en mi pueblo acompañando a mi padre por un problema legal por el que atravesábamos.

Les pidió que no presentaran cargos, ya que eso me perjudicaría, además les aseguró que al no tener suficientes pruebas y más sabiendo que yo no me encontraba allí, tenían todas las de perder.

El problema era el siguiente: durante los días que había estado con mi padre, un chico parecido a mí, que ella jura ser yo, la habría amenazado con matarla luego de aprovecharse de su fragilidad. Sus padres avían visto entrar a esta persona. Luego de unos minutos ella ha empezado a gritar, pero al entrar a la habitación no había nadie.

Pedí que me dejaran a solas con ella, ellos con clara desconfianza salieron advirtiéndome que estarían detrás de la puerta.

Intenté explicarle las cosas, pero al principio era inútil. Su intensidad había bajado, pero mantenía sus ojos cerrados y su cuerpo no dejaba de temblar levemente.

Desde donde estaba le platicaba sin ser muy bulloso, pero, las palabras fueron gastadas en vano. Decidí entonces ser lo más directo, ya no decirle las cosas a medias o lo que solamente debería escuchar. Estaba decido a contarle toda mi verdad.

INTRUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora