#Capítulo 3🖤

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Patrick

Volver a la facultad después de tres meses se siente como siempre. Tengo algunos sentimientos encontrados por que no es que no me alegrara de volver a enseñar y ver a los chicos, ni tan poco que no quisiera conocer a nuevas personas. Solo que necesito hacer cosas nuevas, y aquí siempre es todo tan neutral.

"Aburrido"

Las excursiones, los viajes, la adrenalina son lo que más mueven mi vida.

Pienso que las vacaciones no son lo suficientemente largas para alcanzar a hacer todo lo que tengo en mente, por eso a veces odio volver. Volver a encerrarme a tener una rutina.

No es bueno acostumbrarse a ello y aquí es muy poco lo que un loco como yo con ganas de vivir al límite puede hacer.

Es por eso que me siento un poco desmotivado.

-

Llegué antes de que empezará el magnífico primer día de la facultad, mis vacaciones habían terminado hace solo unas horas.

Dejar la mochila de acampada en casa y llegar tarde, para mí nunca sería una buena opción. Así que me tuve que traer la mochila conmigo, aunque al pasar el rato dejo de parecerme una buena idea.

¿Por qué tenía que traerlo?
Cuanto pesa, que incomodidad.

Pese a estar lo suficientemente incómodo y atareado por cargar con él en mis espaldas, logre caminar a la entrada principal de la facultad donde esta vez no había nadie.

El día estaba frío, había unas nubes bastante oscuras amenazando lo que sería la primera lluvia del año.

Aun no llegaba nadie, la calle estaba tranquila y apoyarme a descansar un rato junto a un árbol, me pareció una muy buena opción y fue algo que mi espalda y mis rodillas agradecieron de inmediato.

¿Por qué no llega nadie? ¿A dónde están todos?

Me pregunté, mirando la hora y repasando el lugar.

-

A lo lejos note la silueta de mis dos mejores amigos, los que serían la salvación de ese momento tan abrumador que acababa de pasar.

Diego y Gian, son mis dos polos opuestos, los únicos dos chicos que podía llamar amigos y que estaban conmigo en cada año de facultad para enseñar.

Diego enseñaba sobre el estudio de las estrellas, este creía que el amor era como conocer galaxias desconocidas y aunque era un romántico nunca lo habíamos visto con nadie.

Gian sabía todo sobre el estudio de las plantas, siempre nos decía que todo lo que nos rodea siente, y que lo más valioso de la vida es la naturaleza y lo que podemos conocer de ella, en temas de amor era el rompecorazones que todas querían tener, pero que Marta, la chica popular que intentaba hacer todo por mí, ignoraba en secreto.

Y luego estaba yo.

Patrick el chico que estudiaba sobre las aves, un aventurero en potencia y amante de la fotografía.

Y en temas del amor, eso nunca fue tema para mí.

-

Hermano que bien luces, parece que estas vacaciones sí que te ayudaron a ponerte en forma, mírate, estas todo un modelo. Dijo Gian repasándome una y otra vez con la mirada.

¿A qué te refieres? Pregunté enseñándole todo lo que eran mis brazos tonificados y mi abdomen.

Y que tal esto miren son de verdad... Dijo Diego mostrando que él también estaba mucho más atlético que el año pasado.

Gian levanto sus brazos y quedándose al medio de los dos respondió. De mí no esperen nada, yo nunca amare hacer deporte y matarme de dolores por ir al gym.

Nos dimos un abrazo apretado y entre risas. Confirmamos lo que sería un año más juntos.

-

Oye y ¿Qué es eso? ¿Por qué traes un bolso tan grande? ¿Te vas de viaje o te has decidido a quedar a vivir en la facultad?

Nada de eso respondí, solo me vine directo de mis vacaciones y no tuve tiempo de volver a dejarlo.

¿A dónde fuiste? Preguntó Marta entrometiéndose como solo ella lo sabía hacer, al parecer acababa de llegar.

-Anduve por muchos lugares, creo que eso ya no tiene importancia.

Diego noto mi incomodidad e inmediatamente reaccionó.

¿Qué hay Marta tú ya no saludas? O te haces la importante.

Ella lo miro y entendiendo la indirecta, y se dio por vencida.

-

Comenzamos a hablar sobre las clases, mis vacaciones y a ponernos al día como era de costumbre.

Mi mirada estaba perdida en el cielo y en la multitud de jóvenes que no dejaban de llegar.

Pero hubo una pequeña diferencia ese día algo que hizo que la vuelta a clases en ese lugar tuviera sentido.

-

Mira...broh.

Mis ojos buscaron en la dirección.

¿Qué?...

Mira allá. Señalo Diego tocándome la espalda con seguridad de que algo bueno estaba llegando.

Mira, mira.

Di vuelta mi rostro, había mucha gente pasando frente a mí, enfoque la vista buscando lo que los chicos tanto querían que yo mirara.

Hasta que de pronto supe a lo que se referían.

"Era una chica"

De tes blanca, su cabello negro largo le llegaba casi a la cintura, sus rasgos eran delicados y muy femeninos.

Su belleza era algo inevitable, a más de uno se le escapo una mirada o un suspiro. Pero fue algo que la chica completamente ignoro.

Y aunque a mí nunca me había interesado ninguna chica de la facultad, esta me mantuvo pegado por varios segundos.

La seguí con la mirada, hasta que sus pasos llegaron lejos.

Fue como si mi cuerpo hubiese dejado de existir y me hubiese vuelto invisible a sus ojos. Y no solamente yo, todos los chicos que estábamos ahí fuimos invisibles, ignorados por ella.

Pero la pregunta es ¿habría querido que ella me notara?

Claro que no, menos en ese estado de trance en el que me dejó.

Eso hubiera perdido mi estado de control, o peor aún hubiese dañado mi reputación.

Volví a observar a los chicos estos estaban con la mirada pérdida al igual que yo.

¿Quién es?

¿Alguno de ustedes la había visto antes?

No. Respondieron ambos.

Gian se encogió de hombros y siguió mirando a Marta quien como siempre lo ignoraba.

Este estaba ilusionado con que aquella loca algún día se fijaría en él.

Y Diego por otro lado solo atinó a decir "no tengo la menor idea" pero de que es linda, es linda.

Asentí.

-

Acomodé mi mochila en mi espalda, me despedí de todos deseándoles un buen comienzo de clases y entré dejando a todos atrás, listo para empezar un año más.


LA CHICA DEL TORDO [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora