#Capítulo 1🖤

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Luz

La mayoría de las veces, las aves se desechan de su plumaje viejo y pesado para poder volar, ya que este les estorba y les dificulta abrir las alas. A las personas les pasa lo mismo con la diferencia que el peso son aquellas cosas que jamás decimos, y que permitimos que nos dañen, las cuales resultan acumulándose y no nos permiten avanzar.

Y es justo lo que hice la mañana de ese día, me despojé de las únicas dos personas que yo sentía que no me permitían crecer.

-

¿Hija estás segura de la decisión de irte a Kiries a vivir?

Sí, respondí es lo mejor que puedo hacer.

Llevo demasiado tiempo encerrada en casa mamá, allá afuera existe un mundo inmenso que me muero por conocer.

¿Estás segura de irte tan lejos sin amigos y sin nosotros? Nunca has estado tanto tiempo fuera de casa y menos en otra ciudad. ¿Qué pasa si no te adaptas? Si allá las cosas son mucho más difíciles que acá.

Bueno... Me las apañare, ya he aprendido a cuidarme muy bien yo sola. Desde los trece años que aprendí, a cocinarme a valerme por mí misma porque tú y papá trabajaban.

Luz, dijo con la mirada perdida y los ojos tan brillantes que notaba que cada palabra mía era un cuchillo para su corazón.

¿Qué mamá? No es que te esté reprochando las cosas, no es que quiera que te sientas mal. Ustedes me criaron muy bien y yo solo te estoy diciendo la verdad. He decidido irme, es mi decisión y quiero que la respeten.

Guarde silencio mientras ordenaba la mochila, y aunque no lo parecía, hacerle daño a ella también era hacérmelo a mí. Ya que lo último que quería que pasara, era irme de la ciudad por tanto tiempo enojada con ella.

Mi madre estaba apoyada en la puerta, y tenía la voz rota, como si quisiera dejarme ir porque sabía que era mi decisión, y que ya no cambiaría. Pero a gritos me pedía que no la abandonara.

Eso era algo que yo entendía muy bien.

Porque muchas veces necesite de su compañía y ella no estuvo ahí.

Hay veces que las personas nos volvemos cobardes, porque no sabemos afrontar el que hacemos daño o no nos atrevemos a pedir disculpas.

Así que por primera vez en muchos años me abrí a contarle todo lo que por tanto tiempo me causo daño y me hizo llegar este punto.

Siento que irme de aquí es casi una necesidad de escapar de mí misma.

Mi voz sonaba ronca, la garganta se me estrechaba y hacía que cada palabra de mi boca se volviera más difícil de decir.

Hace muchas semanas que ya no es solo una decisión, pues los chicos, los que yo consideraba "mis amigos" dejaron de hablarme cuando rompimos Max y yo, se pusieron de su parte y no dejaron de inventar versiones de mi ruptura e hicieron que mi imagen cada vez estuviese peor.

Ni te imaginas las cosas que dijeron de mí.

Los ojos se me aguaron haciendo que cada palabra en mi boca se cortara.

Eran las personas en las que yo más confiaba, me conocían hace años, sabían cuánto lo quería, todo lo que yo había hecho por él, todo lo que me había esforzado por que esta relación funcionara. Pero a la primera decisión en la cual no quise involucrarlos, se fueron con él.

Mamá guardo silencio respetando mi espacio, de igual manera estuvo alerta, sabía que si en algún momento me rompía ella estaría ahí para mí, pero eso era lo último que yo necesitaba, había recibido tantas palabras de lástima que no quería oír una más.

Cogí aire llenando mis pulmones y cuando esa presión dejo de cortarme la garganta continúe.

El barrio se volvió aburrido y dejo de ser el lugar seguro donde crecí, es como si la gente después de Max me ignorara, como si el único importante por tener dinero y fama fuera él, como si lo que uno sintiese no fuera importante. Y ustedes ya no hacen nada más que repetirme que debería hacer algo por mi vida, imaginas lo frustrante que es tener ese peso mamá, sentir que ni siquiera tengo ganas de levantarme de la cama porque aquí al menos en el día a día mi vida no va a cambiar.

Por eso mejor me voy a Kiries por dos años y así me dedico a centrar mi mente a estar bien en todos los aspectos, porque necesito saber que hare de mi vida en un futuro.

Sus ojos estaban aguados, y aunque vi el arrepentimiento, solo me presiono junto a su cuerpo en un abrazo y luego me miro.

-Está bien Luz, nosotros te apoyamos porque siempre querremos lo mejor para ti, y obvio que nos duele mucho saber que Max y tú rompieron después de tanto tiempo, pero no tienes que dar por sentado todo, hay situaciones que a veces las damos por cerradas, pero tienen solución.

Entonces entendí que seguían poniéndose del lado de Max. Él siempre iba a ser el preferido para todos.

¿Crees que en un futuro tú y el...?

Interrumpí su pregunta antes de que esta pudiese terminar.

No, mamá. Hay cosas que cuando se rompen ya no se pueden reparar. Y porque ya no quiero que se pasen los días pensando en si estoy bien o si no, me iré a donde me aceptaron, allá tienen una buena universidad, con buenas clases y un ambiente más sano para mí. Mantener la mente ocupada en otras cosas hará que me sienta útil y tal vez hasta haga nuevos amigos.

Sonreí, aunque en el fondo sentía que ni siquiera lo que yo decía le importaba.

Sé que tú y papá son muy apegados a mí porque soy su única hija, pero no hará falta que manejen dos horas por ir a saber de mí.

-Pero...Cariño yo siempre querré saber de ti.

El apego es algo que prefiero evitar por un tiempo.

Solo llamen por celular, solo cuando sea necesario, siempre los atenderé.

-

Sentí su alejamiento frio y vacío, casi como si esta ves hubiese sido yo la que le acababa de romper el corazón.

Pero ella nunca se enteró de cuantas veces fui yo la que sufrió.

-

Termine de guardar lo más importante en mi mochila, la ropa, las cosas de higiene personal, algunas fotos de mis padres, por si los echaba de menos para no olvidarme de sus rostros, y por último lo más importante mi lápiz y mi libreta, algo que nunca podría olvidar.

Esta sería la primera vez en mis casi veinte años, que saldría de la ciudad y me quedaría sola, aunque lidiar con ese sentimiento de soledad, no es precisamente algo nuevo para mí. Creo que a eso me he acostumbrado, desde que mis padres tuvieron que empezar a trabajar, sé que para ellos jamás fue una decisión fácil. Abandonar a un hijo justo en la etapa de la adolescencia, cuando estas empezando a enfrentarte al mundo tú solo, a veces sin herramientas, no es algo que la gente suela tomarse a la ligera. Por eso creo que no me costara tanto adaptarme a un nuevo lugar, a nuevas personas, a un nuevo ambiente.

-

Guarde mis cosas en la maletera, mire por ultima ves mi casa, deseando que mi retorno ahí valiera la pena, y cuando todos estuvimos listos, fui la última en subirme al coche, haciendo la única cosa que sentía que estaba bien.

Escapar, dejando todo atrás para empezar una nueva vida, por tiempo limitado. 

LA CHICA DEL TORDO [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora