Luz
No puedo creer que ya ha pasado una semana. En mi cabeza se siente como si todo esto hubiese ocurrido hace años, pero la verdad es que hace un par de días atrás, la Luz que soy hoy en día, solo se resumía a estar encerrada en su cuarto, reprochándose una relación toxica, en la que ya no conseguiría nada, más que dolor, cuestionando a su familia, a su entorno y a todo lo que construía su mundo.
Era una Luz que ya se estaba apagando, porque había perdido el sentido.
Y es cierto que las cosas cambian demasiado, cuando nos proponemos a que cambien.
Y aunque creemos que tal vez en una semana no pasa nada importante, yo he descubierto que sí. Con Patrick hemos aprendido a llevarnos mucho mejor, aprendimos el uno del otro y a dialogar de una manera más amigable. Tal vez no todos los hombres son como Max, egocéntricos, hirientes y mal humorados.
Algunas tardes las pasamos juntos el tordo y yo, vamos a la cafetería por uno de esos chocolates calientes que solo a él, le quedan tan bien. Y es que se han vuelto realmente mis favoritos.
Otras tardes llamo a casa para saber de mis padres, he hecho una rutina para mantenernos en contacto, es verdad, que a veces tengo la cabeza en otro lado y donde la paso tan bien junto a lola viendo películas, se me olvida el hecho de que al otro lado de la ciudad tengo una familia.
He notado un cambio muy favorable en ellos, papá ya no anda corriendo de un lado a otro para no dejarme comiendo sola, como solía hacerlo, por lo que su voz cada vez está más tranquila e incluso supe por ahí que está durmiendo mucho mejor. Mamá desde que no estoy ha optado por inscribirse a un taller de bordado, para dejar de pensar tanto las cosas. Y por culpa de ellos, a veces mi galería se llena de bocetos, colores y cintas, para que la ayude a elegir. Pero es algo que no me disgusta, me gusta saber que sin mí tan bien puede estar feliz.
Supongo que de a poco, cada uno empieza hacer su vida y eso me parece muy bien.
Solemos pensar que somos egoístas cuando vamos atrás de nuestros sueños o tomamos decisiones que implican alejar a otras personas. Pero la verdad es que en ocasiones es lo mejor que podemos hacer, salvarnos a nosotros mismos para no hundir a los demás. Porque, aunque creamos que los demás no tienen nada que ver con nuestra vida, todo está conectado, somos la pieza que lo controla todo, para bien o para mal, y la gente que nos quiere se mueve con nosotros, incluso de una manera indirecta.
Así que, si salvamos nuestro propio mundo, estamos rescatando también el de alguien más.
-
Por otro lado, he llegado a escribir varias páginas para mi libro y aunque la trama todavía es un secreto que mantengo muy bien, y no me abro a leérselo a nadie, ni siquiera a Patrick.
Creo que esto me ha servido demasiado, tener tiempo para mí, a solas, supongo que es por la cantidad de tiempo libre que siempre me queda entre clases.
Y aunque a ratos, la mente me juega pasadas porque no todo se olvida en una sola semana. Menos Max y mi antigua relación, he llegado a una conclusión de que ¨Creo que al final nunca olvidamos, lo bueno que nos pasó, ni a las personas que nos hacen daño. Solo nos acostumbramos a ignorarlos, al siempre estar lejos de ellos. ¨
Por qué el dolor pasa, como todo. Y la vida sigue.
-
Me interrumpieron mientras miraba por la ventana de mi habitación.
Abrí la puerta y me lo encontré ahí.
Todo mojado, con una chaqueta de jeans, que le quedaba muy bien. Su cabello negro, estaba alborotado, había algunas gotas de agua sobre su rostro.
¨Patrick¨
-Luz
Su sonrisa fue inmediata.
-Hola.
¿Hola?...
- ¿Por qué no fuiste a la cafetería hoy?
Yo... no.
- Te espere en la cafetería y termine tomándome los dos chocolates calientes porque no llegaste, pensé que estarías en la biblioteca, pero no te encontré. Salí a buscarte, juro, que casi me volví loco. Pensé, digo, yo... creí que te había pasado algo malo.
Mordí mi labio, pensando en lo bonito que se veía tan preocupado por mí y en lo tonta que fui al a verlo dejado solo.
Lo siento, yo he pasado la tarde escribiendo, se me a ido el tiempo, y no tuve como avisarte.
-Te perdono porque estas bien.
Sus dedos rosaron mi mejilla en un acto simple que hizo que mi estomago se pusiera de revés.
-Ahora bien, vámonos.
Ay no, cómo que vámonos, no iré bajo la lluvia otra vez.
-Empiezo a pensar que eres muy aburrida.
Patrick yo no puedo ir.
- ¿Porqué?
Porque llevo pijama.
-Yo te veo bien.
Idiota, deberías avisarme cada vez que estas cerca, se supone que no debías verme así.
-Ya estabas tardando mucho en tratarme mal.
Le tire una mirada asesina.
Está bien, dame cinco minutos.
-Vale solo cinco.
-
Entre a mi cuarto, me cambié de ropa, me puse un polerón ancho de color negro, unos jeans apretados, con las típicas, Vans negras que Patrick ya había visto en mí, miles de veces. Me hice una coleta de caballo, en mi pelo largo y cuando estuve lista, salí.
Ahora sí, ya estoy.
-Sabes yo vine a buscar a una loca que andaba en pijama, puedes llamarla verdad. Dile que yo la invite a ella a salir, que desordenada y con cara de sueño, me gustaba más.
Idiota, dije sonriéndole.
No tenía idea de a donde nos dirigíamos, pero lo seguí.
Caminamos un buen rato, conversando de su tarde, hasta que llegamos al final del pasillo de las habitaciones, donde entre platicas y risas, Patrick se frenó y miro una habitación.
- Es aquí, mencionó Patrick apretando los labios, con un tono de sorpresa o de que quería que yo adivinara algo.
¿Aquí? ¿Qué ahí aquí?
Yo... miro la habitación y luego me miro a mí, como si decir las cosas en ese momento le estuviera costando más de la cuenta.
¿Tú?...
-Bueno a ver parece que no entiendes niñata.
No, no te entiendo nada la verdad.
- Uno de los profesores a optado por hacer un intercambio que durara un mes. Y esa habitación estará vacía, un mes.
Entendía el punto, y de hecho saberlo me hacía mucha ilusión, imaginar que Patrick se quedara aquí, era lo mejor que me podía pasar, pero no me quería adelantar.
Hasta que por fin lo dijo.
-Me quedare aquí, en esta habitación, un mes.
Mis oídos no se podían creer, lo que acababan de escuchar.
¿Qué?
-Eso, que me quedo aquí, un mes. Molestándote a diario y topándonos entre los pasillos.
Entonces reaccione de golpe, sin pensar, me adelante acercándome hacia él, y cortando todas las distancias y lo abracé.
Se sintió como siempre, como esa felicidad que solo encuentras en las personas que son importantes para tí, una sensación de calidez, de hogar en la cual te sientes cómoda, sin presión y tranquila. Porqué en el fondo sabes que esa misma sensación, no la podrás encontrar de la misma forma en nadie más, porque es él, es su calor, su cuerpo, son sus brazos rodeándote.
Y con esa sensación ya no te hace falta nada más.
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LA CHICA DEL TORDO [TERMINADA]
Novela JuvenilUN AVE, DOS JOVENES, UNA FACULTAD Y LA IDEA DE CREAR UN BUEN LIBRO. Luz es la chica que mantiene en secreto su libro "lo más hondo de mí." Patrick es el ayudante metiche que puede hacer de su idea una realidad. Ella una chica obsecionada con escribi...