Capítulo 8.- Padre adoptivo

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El día de hoy era uno muy especial, porque...

¡Era el cumpleaños de la mamá de Anya!

Y, por supuesto, todos en casa se encontraban bastante emocionados. La fiesta en cuestión que se estaba dando, era una muy pequeña, con solo los tres miembros de la familia formando parte de esta, y en ese momento, tanto Anya como Sebastián le estaban dando sus regalos a Isabella, quien portaba con un gorrito gracioso de fiesta en su cabeza.

> ¡Este es mi regalo, mami! – Con una enorme y tierna sonrisa, le entregaba un adorable dibujo que ella misma había hecho, el cual consistía de una pequeña niña de cabello rosa abrazando a su madre castaña, mientras que encima de estas, se encontraba un corazón, y más arriba de este, podía verse el cielo azul y el sol radiante.

> ¡Es precioso, Anya! ¡Me encanta tu dibujo! Me dibujaste muy bien, te felicito. – Acariciándole la cabeza.

>Jejeje, gracias, mami.

Para el momento en que Anya se hizo a un lado, Sebastián se acercó a su esposa, dispuesto a entregarle su propio regalo, el cual había envuelto cuidadosamente, para generar sorpresa, o al menos esa era su intención.

* Este regalo le va a encantar. Estuve buscando por todas las tiendas de libros que hay en la ciudad, y luego de mucho buscar, finalmente pude encontrar la colección completa de su serie favorita. Ella misma llevaba mucho tiempo buscándola, así que se va a sorprender mucho cuando vea que finalmente podrá tenerla en sus manos. *

Pero sin ser en ningún momento su intención, Anya pudo escuchar claramente los pensamientos de su padre, y no pudo evitar emocionarse mucho al descubrir de qué se trataba su regalo.

> ¡Papi! ¡¿Vas a regalarle la colección de libros que tanto había estado buscando mi mami?! ¡Sí! ¡Eres genial! ¡Se pondrá muy contenta!

Y eso... terminó por matar cualquier atisbo de sorpresa que pudiera haber tenido Isabella, quien si bien se sentía contenta por el regalo de su esposo, se sentía mucho más decepcionada al haberle sido arruinada su sorpresa, lo que también terminó provocando que no tuviera idea de qué decir, al sentir ahora que el ambiente se había puesto muy incómodo entre ellos.

Y en cuanto a Sebastián... estaba básicamente en las mismas, pero se sentía incluso peor, al darse cuenta de como de un segundo a otro todo su esfuerzo se había tirado a la basura. No podía creer la facilidad con la que Anya había estropeado todo. Ni siquiera sabía si sentirse enojado, estaba simplemente... aturdido... desconcertado...

Incrédulo.

Y, sintiendo en ese momento más lástima que felicidad, Isabella comenzó a acercar sus manos poco a poco, hasta terminar tomando entre sus manos el regalo de su esposo, y empezó a desenvolverlo, solo para al final darse cuenta de que, en efecto, lo que Anya había dicho, era lo que su esposo le había comprado.

>Mu-muchas gracias, querido... me-me encanta... - Trató de sonreír y de reaccionar sorprendida lo mejor que pudo.

> ... Sí... disfrútalo... - Fue todo lo que pudo decir.

Anya, muy inocentemente, no se había detenido a pensar que tal vez había hecho algo indebido. Ella creía que genuinamente su madre se sentía feliz por haber recibido su regalo, lo que hacía que ella misma también se sintiera muy feliz.

Para ella, la fiesta de cumpleaños había sido un éxito.

Y los días siguieron pasando...

Pero los malos ratos no fueron disminuyendo.

En ese momento, Anya y su padre se encontraban de lo más tranquilos, viendo el televisor juntos en la sala, mientras que Isabella preparaba algo en la cocina. Pero fue justamente cuando un anuncio se adueñó de la pantalla, que Sebastián se empezó a distraer pensando en otras cosas, olvidando que eso no era algo de lo cual pudiera gozar de hacer en privado, estando Anya cerca.

SPY X FAMILY - ¿HACE FALTA DECIRLO CON PALABRAS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora