Capítulo 13.- Secreto que dejó de serlo

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Un año atrás...

Anya y el resto de sus compañeros de grupo se encontraban cursando el segundo grado.

Todo pintaba para ser un gran año para Anya, quien para entonces ya contaba con dos stellas en su haber, y había logrado volverse considerablemente más cercana a Damian, quien ahora le hablaba con más frecuencia, y ya rara vez era para insultarla o burlarse de algo, por lo que Anya tenía grandes expectativas en que algún día finalmente se harían grandes amigos y este la invitaría a su casa.

¡Y es que de acuerdo con la misión de su padre espía, si quería evitar la guerra entre las naciones, su deber era hacerse amiga de Damian y que este le diera acceso directo a su padre para visitar su casa y conocer al jefe de los Desmond!

¡Y una vez que su padre pudiera comprobar si esta persona era o no un peligro potencial para el país y desvelara todos sus misterios, oficialmente Anya podría declarar que la misión por la que tanto se habían estado esforzando había resultado ser un gran éxito!

Fue por esta razón que, ni bien empezó su segundo año escolar, Anya se propuso ir con todo, y lograr de una vez por todas que Damian la aceptara como su amiga, por lo que entonces se dispuso a trazar planes complejos que la ayudaran con este objetivo. Sin embargo, debido a que ella tenía una mala memoria y se olvidaba fácilmente de todo, necesitaba escribir todos sus planes en un cuaderno para no olvidarlos, además de que esto le permitía también clasificar los planes de acuerdo a un nivel de factibilidad, dependiendo de cuáles planes resultaban ser más seguros o propensos a ser un éxito con respecto a otros.

Básicamente, Anya clasificaba sus planes de la "C a la A", iniciando por los que menos probabilidades tenían de funcionar, hasta los que presentaban un mayor porcentaje de probabilidad de éxito, respectivamente.

Suena muy técnico y elaborado para una niña pequeña, y más tratándose de Anya, pero lo cierto es que la mayor parte de estos planes eran bastante fantasiosos o ingenuos, por no decir tontos, es decir, dignos de una niña rebosante de imaginación, pero que no dejaba de ser una niña inocente que no sabía el verdadero peso que las acciones podían tener en una persona.

Por citar sólo algunos ejemplos, algunos de estos planes iban desde comprar el mismo tipo de borrador que tenía él, obsequiarle una botella de agua cuanto este se sintiera cansado tras haber hecho ejercicio en la clase de educación física, o contarle un chiste que ella misma había oído el día anterior de la boca de su madre, hasta retarlo a un juego de vencidas en el cual ella se sentía con las fuerzas para ganarle... y muchas más estrategias de este mismo estilo que, según Anya, le servirían más que de sobra para lograr que finalmente Damian se hiciera su amigo.

Así es... una niña sin dudas muy ocurrente, pero también demasiado inocente e ingenua...

Pero bueno, se dice también que la ignorancia es una virtud, y mientras Anya siguiera de buen ánimo y echándole ganas a su misión, nada de esto tendría entonces porqué suponer un problema... ¿Quién sabe? Con el paso del tiempo, quizá y realmente terminan volviéndose buenos amigos.

Para cuando ese momento llegara, habría que felicitar a Anya por sus más que brillantes y excelentes planes.

Y por lo que sabemos hasta el momento de Damian, esto no parecía que fuera a ser algo particularmente complicado de lograr para Anya, pues aquel niño estaba realmente embobado con Anya, y se sentía muy atraído por su belleza, algo que, por supuesto, ocultaba a más no poder, temiendo que sus sentimientos fueran descubiertos, más que nada por la vergüenza que le provocaba que la gente lo fuera a relacionar a él con una plebeya cualquiera, que encima lo había golpeado el primer día de clases del primer año. Hecho que hasta el día de hoy seguía sin poder olvidar, pero al menos ya no recordando con enojo, sino con nostalgia.

SPY X FAMILY - ¿HACE FALTA DECIRLO CON PALABRAS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora