Era muy irónica toda la situación.
Un día estaba diciendo lo estúpido que era estar recordando el pasado y quedarse clavado en él, y al otro me encontraba echo polvo, recordando momentos tantas veces hasta enloquecer. La muerte de Vanesa había sido la gota que derramó el vaso. Había soportado ver a la hermana Alicia sin vida entre mis brazos, la mujer que había sido mejor madre que mí madre (el primer cadáver que había visto y era el de una persona querida). Soporté el shock de casi morir por estar en medio de una guerra de la que no formamos parte. Y después de éso me encariñé con una chica que acabó en el fuego cruzado de algo que aún no le encuentro sentido. Por sí fuera poco, mi hermana y mi mejor amigo están metidos en ésto tanto como yo.
Había que tener mi mente ocupada en otra cosa, y aunque iba directo a las albercas junto con los demás, ésa no era mi idea de mantenerme al margen de la situación. Mi hermana lo habia expresado bien: «sí no, todas esas muertes habrán sido en vano».
Era éso en lo que me tenía que enfocar, para seguir con nuestro camino. Esa era la única meta que tenía que seguir, aunque después de llegar no supiera que hacer con mí vida ni cuál sería mi siguiente motivación para continuar.
Salí y bajé los escalones muy despacio mientras miraba las redes que habían usado para limpiar el agua (yacían tiradas en el pasto). Los niños jugaban en el chapoteadero y con ellos, Eli, con el pantalón doblado hasta las rodillas para que solo pudiera meter los pies. En la otra alberca (mucho más onda) estaban los demás.
Sandra estaba sentada en el borde, observando quién de los chicos ganaba en una competencia de aguantar la respiración, más allá de la orilla estaba Carlos bajo una regadera, limpiándose para poder entrar.
El primero en salir fue Roberto, que salió tomando aire con la boca exageradamente abierta. Gesto que le dió mucha gracia a Sandra.
- No tomé mucho aire -trató de explicar él.
- Ay, ajá -dijo Sandra, aún riendo. Fijó su mirada de nuevo al agua- tú puedes Gustavo! -le animó.
Para mí fue sorpresivo e interesante que dijera éso. Pareció que Gus no la había escuchado, ya que un segundo después fué él el que salió para respirar. Ya no tenía la venda en su cabeza y se le veían las puntadas que le dieron en la frente.
- Carajo! Dí todo lo que tenía ahí.
- Suerte para la próxima -Sandra se vuelve hacia mí al escuchar mis pasos. Ya me encontraba en la orilla junto a ellos.
- Luis! Que pasa, hermano -exclamó él tratando de animarme.
- Creo que ya estoy mejor. No sé que me pasó hace rato.
- Tranquilo -le entro agua en la boca y éso lo obligó a hacer una pausa- Entendemos.
José fue el siguiente en salir del agua.
- Ah! Mierda -tosió- que pasa? Gané?
- Quisieras. Fuiste segundo -le explicó Sandra y después señaló a Raúl- Ahí sigue el ganador.
Aún continuaba bajo el agua. Gustavo y yo nos miramos con incertidumbre.
- Que presumido -josé se acercó al chico y lo empujó e hizo que por fin saliera a tomar aire.
- Ja -abrió sus ojos, rojos por el cloro- Les gané, pendejos.
Roberto le salpicó la cara en un movimiento de irá.
- Revancha -lo retó.
- Quieren que les vuelva a ganar? Pues adelante.
- Luis, le entras? -preguntó Gus.
- Pues..., no lo sé.
- No te hagas del rogar, vamos -me dice, dando un manotazo sobre el agua- Lávate el culo y métete con nosotros.
- Vamos -me anima Raúl.
Pronto todos empiezan a decir lo mismo, y luego al mismo tiempo con ritmo «Vamos! Vamos! Vamos!». La escena hace que sienta vergüenza; incluso Eli al otro lado, me anima a qué entre y también Carlos, parado en los escalones de la piscina.
- Está bien, lo haré.
- Pues date prisa. El agua es...-mi amigo suspira-..perfecta.
Enseguida me veo llendo a las regaderas mientras los demás salpican al recién llegado (Carlos) para que se meta de una vez a la alberca.
Por un momento pienso que no tengo nada para ponerme, pero veo que los demás andan solo en calzones. No me parece un alivio porque llevo con los mismos un par de días. Me arrodillé para desamarrar las agujetas de mis botas, primero la izquierda, luego la derecha y me las quité junto con los calcetines. Me deshice de la playera y dejé al aire mi delgado torso. Me pensé muy bien la parte de los pantalones, miré hacia mí hermana, nervioso, buscando algún consejo, pero lo único que obtuve fue un «Ra-pi-do» que pude leer en sus labios.
No tuve más remedio que adelantar lo que parecía inevitable. Tan pronto como me los quité fuí a dejarlos junto con las demás prendas a un lado de la alberca. Giré la llave de la regadera y de ella cayó un chorro con presión de agua tremendamente fría. Dejé de respirar al sentirla de golpe por el cuerpo. Me pasé las manos por el pelo, por mis axilas y por los pies mientras miraba como el agua se iba por la coladera, junto con la suciedad.
Cuando acabé, me acerqué de nuevo a la alberca, temblando.
- Sí que estaba fría.
La única que escuchó fue Sandra.
- Ésta es mejor -señaló la alberca con un movimiento de su cabeza- Más calientita.
- Orina?
Ella rió.
- Te aseguro que no es por éso.
- Pues eso espero.
Dicho ésto, retrocedí unos pasos para agarrar vuelo y después, corriendo a todo velocidad me arrojé al agua en una bola de cañón que salpicó a todos. Unos centímetros más y hubiera caído sobre Roberto sino fuera por que se había quitado justo a tiempo.
Efectivamente, el agua estaba tibia, transmitiendo un ambiente agradable al igual que la iluminación y la noche tranquila que nos cubría.
- Me mojaste, wey -se quejó la chica.
- No piensas entrar? -le pregunté, sin hacer caso a lo que me había dicho.
- Yo no puedo meterme en calzones como ustedes -contestó.
- Ah, cierto.
- Pero no me quiero perder quien gana la segunda ronda.
- Oye, sí! Ya estamos todos -comentó Gustavo, emocionado.
- A la de tres, una....,
Me puse en posición, mientras Sandra seguía con el conteo.
- Dos..., tres!
Llené mis pulmones todo lo que pude y me sumergí. No conté el tiempo que estuve ahí y mientras estaba, mis pensamientos me jugaron la mala broma de recordarme por qué me sentía tan mal conmigo mismo.
Ví a Vanesa contándome lo que sufrió y la ví sonriendo; luego cubierta de sangre.
Abrí los ojos aún estando bajo el agua.
Pude sentir el movimiento de que alguien ya había salido. Unos segundos más y sentí el efecto del cloro en las retinas.
Alguien más salió para respirar poco después.
Mis pulmones se encogían y ví una burbuja subir, burbuja que salió de mis labios. Cuando otro de los chicos salió, yo me rendí por completo y saqué la cabeza del agua. Mis pulmones se llenaron de nuevo y mi respiración volvió a su estado normal.
El primero en salir está vez fue José, luego Carlos, Raúl unos segundos después, seguido muy de cerca por mí. Gustavo y Roberto seguían compitiendo por el lugar del vencedor.
- Ahora sí tomó aire bien -bromeó Sandra detrás mío.
José y Raúl empezaron a echarle porras a Roberto del tipo “tú puedes" “Ganale!" y otra más llamativa que no mencionaré por lo obscena que fué. Era raro hasta donde había llegado ésa amistad, por esa última porra era obvio que llevaban años siendo amigos.
Comencé a hacer lo mismo para animar a Gustavo, Carlos se me unió al igual que mi hermana. Sandra y los niños no hacían más que ver el espectáculo, hipnotizados por saber quién ganaría.
Roberto salió y detrás de él, Gus hizo lo mismo. La diferencia fué muy poca pero fue muy claro quien había ganado.
- Si!!! -exclamé.
Corrí como pude hasta mi amigo y lo sacudí por los hombros.
- No mames!! Ganaste, wey!
- Sentí como estaba por desmayarme -me contesta él.
Me reí, nos reímos. No me había sentido así desde hace mucho tiempo. La vida nunca se había visto tan bien y eran estos pequeños momentos los que la hacían especial.
Nos divertimos nadando, jugando y poco después supe que habían encontrado un six de cervezas.
La edad no importaba en éste sitio abandonado.
Estuvimos dentro del agua por un rato. El tiempo tampoco me importó es ése instante.- Siento mucho lo de Vanesa... Sé que tuvo más confianza contigo para hablar. Yo lo intenté pero no logré platicar con ella sobre nada -me comentó Sandra.
No sabía si ya había pasado una hora o horas pero nos detuvimos un rato para poder hablar. Ella seguía sentada donde mismo y José justo a un lado (él ya no pensaba volver al agua). Raúl y yo seguíamos dentro, muy cerca de ellos dos mientras que Gustavo y Carlos continuaban nadando de lado a lado para ver quien era mas rápido.
Roberto se había ido a dormir y Elizabeth se había llevado a los niños para que hicieran lo mismo.
- No hablemos de éso, hablemos... de otra cosa -propuso José.
Cambio bastante mi humor lo que me había dicho la chica, pero.... también me hizo recordar algo fuera del tema.
- Nunca te agradecí por cubrirme cuando aparecieron esos soldados. Quiero darte las gracias. -le dije a Raúl.
- Te digo algo, la verdad estaba cagado del miedo..., pero en ése momento parecía no importarme -hizo una pausa- Volviendo un poco al otro tema. No deberías quedarte en el pasado..... Te lo digo por experiencia, es mejor seguir con la vida y dejar atrás toda la mierda -tomó su cerveza de la orilla y le dió un sorbo.
Él y José seguían tomando, Gus se había negado a beber pero solo unos minutos hicieron falta para convencerlo de tomarse una conmigo. Nos las habíamos acabado por la presión social, ya que a ninguno de los dos nos agrado el sabor.
- Te digo quien le dió esa experiencia -comentó José- una chica llamada Monserrat...
- No empieces.
- ....en segundo año -recordó José.
Raúl, cansado de rememorar aquella parte de su vida se fué nadando hasta la otra orilla. Una sonrisa burlona asomó en los labios del otro chico y dejó de contar.
- Son muy amigos, no? -le pregunté.
- Sí, él y yo nos conocemos desde la primaria. A Roberto lo conocimos unos años después, en la secundaria.
- Cómo es que los tres acabaron aquí? -quiso saber Sandra.
- Quiero oír éso -dije yo.
- Yo también -añadió Eli, que había escuchado desde las escaleras. Se acercó y se unió a nosotros.
- Bueno, es una historia muy entretenida...-empezó a decir él-... y triste a la vez, porque al principio éramos cuatro...
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Sin excepciones
ActionLuego de que dos hermanos resultaran afectados como daño colateral en un atentado ocurrido en la frontera, se ven ayudados por un grupo de búsqueda y rescate que los lleva a una zona segura. Un lugar en donde se dan cuenta que su viaje apenas está c...