Sin excepciones

CAPITULO 5: Fuera de peligro

15-02-2028. 1:02am

Apenas podía ver mi reloj por la poca luz que entraba en el estacionamiento subterráneo, sobre nosostros había una plaza en algún lugar de San Luis Potosí sí es que no me equivocaba.
Guardé el reloj en mi bolsillo y bajé del camión, tenía que ir a la parte de atrás por el kid de primeros auxilios, cuando llegué ya habían bajado tres chicos más de la caja, parecían de mí misma edad pero quizá eran mayores. Al verme llegar uno de ellos me preguntó:
- Dónde está el tipo uniformado?
Al que preguntaba ya lo había visto en el hangar, el pelón con la mirada de enojado.
- Le dispararon -respondí mientras subía con algo de prisa al camión.
Atrás había una pequeña luz en el techo que iluminaba lo suficiente para que pudiera ver dónde pisaba y también ver a quienes estaban ahí.
Todos eran jóvenes, ningún adulto, en el primer helicóptero habían muerto todos. Yo conté que en total éramos doce, algunos ya estaban dormidos y otros simplemente no podían.
Por un momento me llegaron fragmentos de lo que pasó en la base, fuego, disparos y muerte, nadie más vendría a ayudarnos, estábamos solos.
Al fondo encontré lo que buscaba, una caja enorme de metal con un cerrojo sencillo, al abrir la caja me encontré con tres metralletas sin cartucho, dos pistolas más pequeñas, un cuchillo y varios cartuchos para ambos tipos de arma. En una esquina encontré lo que estaba buscando, lo tomé junto con el cuchillo y salí de ahí.
El soldado no paraba de sangrar, se veía pálido y no podía moverse ni un poco sin que hiciera un gesto de dolor.
- Okey, dime qué hacer.
- No te preocupes, yo lo hago -se recostó un poco en el asiento, se puso el kit a un lado, lo abrió y sacó una botella de alcohol.
La puerta del otro lado se abrió y salió Eli que no aguantaba seguir ahí, no fué hasta entonces que me di cuenta de que había permanecido en su asiento hasta ése momento
- Oye, hazme un favor -pidió él soldado- Trae uno de los fusiles y un cartucho. Sabes de lo que habló, no?
- Para qué? -pregunte confundido y un poco asustado por la petición. A lo que solo respondió:
- Solo tráelo.
Regresé con paso lento a la parte de atrás, mientras subía nuevamente escuché que se quejaba de dolor y entendí que... tampoco me quería ahí para que viera. Saqué de la caja lo que me pidió, los demás ahí miraban con curiosidad lo que traía en manos. Los ignoré y seguí caminando.
Al llegar otra vez a la puerta del piloto pude ver qué ya estaba terminando de vendarse el abdomen.
- Como te sientes?
- Del carajo -me respondió arrastrando las palabras- La bala entró y salió limpiamente, así que ésto fue pan comido, dame el fusil y el cargador -le entregué las cosas y luego me dijo- Pon atención porque solo te lo diré una vez, sube del otro lado para que veas mejor -le hice caso y rodeé por delante, me subí y me senté a su lado, presté atención a todo lo que me dijo.

15-02-2028. 2:11am

Él soldado que se venía desangrando se llamaba Isaías, él me enseñó lo que tenía que saber sobre un fusil FX-05, ya que en sus propias palabras «posiblemente tendría que usarla en un futuro no tan lejano». Me dijo como cargarla, lo del seguro, como tenía que sujetarla y parte de su historia.
También me enseñó lo mismo con el arma pequeña, era una Glock 17; eran las armas que usaba el ejército de los Estados Unidos Mexicanos. Cuando terminó me dijo:
- No creo vivir mucho más tiempo, perdí mucha sangre por la herida y sin los tratamientos adecuados no sobreviviré así que... tienes que llevarlos a los refugios al sur, hay un mapa abajo de éste asiento -señaló el lugar en el que estaba sentado- Es sencillo, solo sigue las carreteras a la Ciudad de México.
- Entiendo.
- Ahora... te sugiero que duermas un poco, el camino será largo -asentí y salí de ahí, pensé que tenía que avisarle a los demás sobre su estado.
Eli y otros chicos estaban sentados frente a una fogata improvisada al fondo del estacionamiento. Por el lugar en el que estábamos comprendí que el fuego no llamaría la atención y me tranquilize un poco.
Metí el cuchillo a mí mochila sin que nadie se diera cuenta para después acercarme.
Mientras lo hacía ví que a lado de mi hermana estaba sentado Gus; con todo lo que había pasado también me había olvidado de él.
El decimotercer sobreviviente.
Él vió que me acercaba y se levantó a recibirme con el remordimiento marcado en el rostro, al llegar nos dimos un abrazo y en un susurro me dijo:
- No ví cuando subieron -su voz era temblorosa, como si estuviera a punto de romper a llorar- Lo siento... no sé que me pasó, solo corrí junto con los demás, todo fue muy rápido y....
- No te preocupes por éso, ya no importa. Seguimos juntos y estamos bien -esas palabras no lo tranquilizaron pero fingió estar bien con éso.
Dejé mi mochila en el suelo y nos sentamos frente a la fogata, alrededor de ella estaban los tres chicos que había visto anteriormente y dos chicas que estaban en el camión cuando fui por el kit de primeros auxilios.
A una de ellas no recordaba haberla....
Nadie decía nada, seguían procesando la situación al igual que yo, o perdidos en el recuerdo de lo que había sucedido, igual que yo.
Eli estaba a mi lado y me giré hacia ella.
- Cómo te sientes?
- Creo que estoy bien -contestó sin mirarme, hipnotizada por las llamas- Cómo está el soldado? -preguntó de igual manera.
«No creo vivir mucho más tiempo» Sus palabras me vinieron a la mente, pero no iba mencionarlo con los demás.
- Se pondrá bien -al decir éso esperaba que no se notará en mi voz que era una mentira, justo por eso agregué- Tengo que dormir, mañana tendré que estar conduciendo todo el día. Saldremos en la mañana -eso último era para todos lo que estaban presentes.
Voltee a ver el suelo y luego me recosté poniendo mi mochila para recargar mi cabeza, era muy incómodo.
- Oye -dijo el chico frente a mí- Toma -él me arrojo una almohada muy por encima de la fogata y la atrapé. Ví que seguía en su bolsa y que estaba bastante cómoda, ellos igual tenían una.
- De dónde las sacaron?
- Fuimos a asaltar las tiendas que están arriba, de ahí también sacamos sudaderas -dijo otro de los chicos, acomodándose la que tenía puesta.
- Y... no tendrás una cobija por ahí?
- Quieres que te traiga todo?
El sarcasmo era muy evidente, así que solo cerré mis ojos, fingiendo estar dormido hasta que en verdad lo estuve.