La espera

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La cosa no cambió mucho en los días siguientes. El ritmo seguía igual, clientes comprando provisiones de tabaco por la mañana para no quedarse sin el vicio y tener que salir a la tarde con el frío.

Casi era la hora de cerrar al medio día cuando llegó un hombre que me era familiar pero no conseguía determinar de qué lo conocía. Me pasaba mucho y hasta que no daba con el recuerdo escondido en el fondo de mi cerebro y daba la clave, no paraba.

-Tras atenderlo, el chico se quedó mirándome y me hizo la pregunta que me dejó en parálisis cerebral.

-Oye ¿yo te conozco, verdad? ¿tú eras la novia de Carlos no?

Sentí un pellizco en el estómago e intenté disimular mi cara,no con mucho éxito. El chico seguía hablando pero mi mente estaba bastante lejos del estanco en ese momento.
Me sonaba su cara pero, si no me hubiera hablado de Carlos, no habría adivinado de qué conocía a aquel tipo. Tras examinarlo con más atención recordé que coincidimos en el hotel en alguna ocasión.

- ¿Estás bien?

-Sí, sí, claro y bueno hace mucho que Carlos y yo no estamos juntos.

-Pues yo sigo teniendo contacto con él. La verdad es que el chico se quedó hecho polvo después de que lo dejarais.

Mis orejas ardían, se habían encendido tanto que me quemaban. Notaba mi sangre en ebullición, a punto de explotar de toda la rabia que me estaba tragando, tratando de controlar mi legua y mis sentimientos.

-Dejó el trabajo en el obrador y se volvió a la isla a trabajar de nuevo allí, aún me habla de ti ¿sabes?...

-Bueno de eso hace ya mucho y las cosas del pasado es mejor dejarlas tal y como están.

No tenía ganas de hablar de mi vida con un tipo que ni si quiera conocía y menos él a mi.

-Ya, bueno, pero si tu quisieras volver hablar con él. Podría pasarte su número....

Estaba tan nerviosa que ni me di cuenta de que "mi médico" había entrado en el estanco, no sabía cuánto tiempo llevaba allí y ni qué parte de la conversación había escuchado, por lo que interiormente rezaba para que hubiera sido poco.

-Mira, no creo que le deba nada. Ya ha pasado mucho tiempo y yo ya lo superé. Si él no lo hizo serán los remordimientos los que no lo dejan avanzar. Así que si no vas a comprar nada más lo siento pero tengo más clientes que atender.

Me giré e ignorándolo y dejándolo con cara de pasmado miré directamente a los ojos a aquel escultural hombre.

-Buenos días, - me dijo con una tierna sonrisa.

-Hola Mateo, ¿qué necesitas? -Dije aguantando las lágrimas y el nudo en la voz-

-Pues venía a por unos puros y, solo si quieres contestarme, ¿ estás bien? te veo un poco alterada tras la conversación con ese chico. ¿Te estaba molestando?

La mezcla de nervios, rabia y el hecho de que un tío como él se estuviera preocupando por mí, hizo que las lágrimas se derramarán por mi cara. Odio perder el control de esa forma delante de la gente, pero es algo que no puedo evitar. Soy muy sensible y de lagrima fácil, mis hermanas y yo somos iguales en eso.


-Perdóname-Suspiré- soy una boba, es una historia pasada y superada. No sé por qué diablos me pongo así. Ha sido un momento un poco violento y el chico me estaba presionando y ahora que ha pasado me ha venido la bajona.

El perdón llega de tus manosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora