Reencuentros

12 1 0
                                    

Cómo el amor puede cambiar tanto a las personas, estaba radiante, de esas veces que te miras al espejo y te gusta lo que ves y te dices ¿pero ni si quiera estas peinada? Pues aun así te sigues viendo hermosa.
Mi jefe, mi madre, mis hermanas, me preguntaban qué me pasaba y yo respondía con evasivas pero había alguien a la que esas evasivas no serían suficiente para saciar su curiosidad, me conocía demasiado bien como para tragarse una mentira.
Y esa era Ani y en horas había quedado con ella para ir a la prueba de menú.

-Suéltalo perri ¿qué te tiene así de pava? ¡Dime que es Mateo y me desmayo aquí mismo! ¡Dime!

- A ver no te ilusiones porque no pasó nada ni somos nada.

-Aun.

-No sé, vamos a ir despacio y a ver qué pasa. Ayer hablamos y quedamos en eso, somo amigos que quedarán de vez en cuando y nos iremos conociendo más.
Por ahora sólo eso.

- Me aburres, cuéntame algo bueno no esa bobada que te has creado en tu cabeza.

- Me eché a reír- No pasó nada, después de la cena me llevó a casa y nos despedimos con un beso.

- ¡Ves!

- En la mejilla, si es que no me dejas acabar loca.

- ¡En serio! No sé cómo os podéis controlar si en ese coche debían de saltar chispas, bueno lo dejaste con ganas de más, tampoco está mal, que no se crea que vas a volver como un perrito faldero nada más él te diga cuatro cosas bonitas, ¡muy bien amiga!

- Cambiando de tema, ¿has hablado con tu madre sobre su ligue?

- No tía, se la ve tan feliz que no quiero romperle su pompa de jabón.

-¿Crees que vendrá a la boda?

- Sí claro y también viene a la prueba de menú y lo empezaré a llamar papá.

- Yo qué sé, yo no lo descartaría tan rápido amiga.

- Ya debería haber llegado, dijimos a las dos en la entrada del hotel y ya son y diez.

- Ahí viene tu madre.

Bajaba de un coche y claro no nos costó imaginarnos quien sería el piloto. Era cierto que se la veía bastante feliz, con una gran sonrisa como complemento.

-Ay niñas perdonad el retraso, el tráfico estaba imposible

- El tráfico ya, contenta me tienes mamá. ¿Se puede saber a qué juegas con ese hombre?

- Se llama Mario, por cierto y no juego a nada, soy una mujer libre después de que tu padre nos abandonara por una crisis ¿no creerías que me iba a quedar a esperarlo después de lo que me hizo no?
Así que cambia esa cara y apunta un invitado más a la boda porque si me quieres, querrás verme feliz y el desde luego que me hace de todo y entre otras cosas, muy feliz.

Nos miramos Ani y yo entre risas, ya sabía yo que el ligue de Maite venía sí o sí a la boda.

-Además tu padre me dio los papeles del divorcio antes de irse y yo los firmé, así que legalmente soy una mujer soltera.

Se iba a liar un poco si al final su padre venía a la boda y la viera de la mano de otro. Pero chico, el karma existe y no se encuentra a una mujer como Maite todos los días y si decidió dejarla escapar es asunto suyo.

-Yo lo veo bien, la mujer tiene derecho a rehacer su vida, ha pasado ya bastante, déjala que disfrute un poco, que también se lo merece.

- ¿Venís o me tengo que comer yo sola todo el menú? - nos dijo desde la puerta Maite.

-Se ve que tiene hambre, tanto esfuerzo en la cama la debe de tener hambrienta.

-Auch,calla, calla. De verdad no me hagas imaginar a mi madre haciendo guarradas. Menos bromas que te quedas sin ser dama de honor.

Nos echamos a reír y fuimos tras Maite.
Mi teléfono empezó a sonar y una parte de mí esperaba que fuera Mateo quien llamara pero me sorprendió ver el nombre de Toño en la pantalla.

El perdón llega de tus manosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora