- ¿Estás bien? Dijo sentándose tras de mí.
-Ahora sí, pero no vuelvas a besarme nunca más.- Ela, lo siento- sentí su mano en mi hombro pero apartándome, me levanté de golpe sintiendo como mi cabeza daba vueltas-
- Víctor, voy a coger un taxi para volver a casa, no estoy en condiciones de hablar ahora, desde aquí ya sigo yo sola, la parada no está lejos.
Sin mirar atrás, seguí mi camino rezando por no escucharlo poner objeciones a que me fuera sola, necesitaba alejarme de él lo más rápido posible.Me había pillado con la guardia baja, ¿qué clase de amigo hace eso? Yo no le había dado ninguna esperanza, ni señal que le hiciera pensar que tenía derecho a darme un beso sin mi consentimiento. Es más, a pesar de todas las cosas que le conté de mí, siempre en todas y cada una de ellas nombraba a Mateo, dejando bien claro mis sentimientos, no entendía cómo había llegado a pasar todo aquello.
Cuando la alarma del teléfono comenzó a sonar en mi cabeza parecía un ruido lejano, no era capaz de entender de dónde provenía ese sonido, una vez más mi madre y su tono de voz consiguieron traerme de nuevo a la realidad.
Sin saber cómo, alcancé a apagar la alarma del teléfono. Por un momento no recordé el beso que Víctor me había dado la noche anterior pero poco a poco los recuerdos fueron volviendo a mi cabeza.
Por suerte esa mañana no me tocaba a mí abrir el estanco, ese día entraba a las 11, aun así sabía que la mañana se me haría eterna.
Mi madre, nada más verme me gritó, menuda fiesta armarías anoche para tener hoy esa cara.-Mamá, eres todo un amor-y desapareciendo tras la puerta del baño me di una ducha para terminar de despertarme.
La mañana se me hizo larguísima, el reloj no parecía avanzar y cuando por fin dieron las dos no me lo podía creer.
Esa tarde la tenía libre, así que decidí irme directa a casa de Anni. Comería allí y le contaría todo lo que había pasado con Víctor la noche anterior.No había podido sacármelo de la cabeza en toda la mañana. Había sido una jornada bastante aburrida, no había tenido muchos clientes así que me puse a ordenar el almacén, realmente no ordené mucho, Víctor y sus labios no paraban de aparecerse por la mente. No sabía con quién estaba más cabreada, sí con él por atreverse a besarme o conmigo misma por no parar de pensar en él.
Entre tanto pensamiento ni me di cuenta de que había llegado a casa de Ani, llamé al telefonillo pero nadie habría - ¿dónde se habrá metido esta mujer? Busqué el teléfono en mi bolsillo para llamarla.- ¿Dónde andas?
-Llegando a casa, he ido a comprar algo para comer que estoy sola y pasaba de cocinar ¿dónde estás tú?
-En la puerta de tu casa.
-Lo sabía antes siquiera de coger el teléfono, no sé por qué pero intuía que estabas en mi casa, sube ¿tienes las llaves verdad?
-Sí, te espero arriba entonces.
Tenía llaves de su piso desde que se mudó con Toño hacía dos años -me dijo: por si hay una emergencia o por si algún día te quieres escapar aquí, tienes un lugar donde esconderte.
Realmente lo sentía como mi segunda casa.
Era un apartamento pequeño, de una sola habitación pero con sofá cama. Ani siempre decía que en una casa no debía de faltar sitio dónde dormir.El salón tenía una amplia ventana que daba al exterior dejando pasar la luz e iluminado toda la estancia. La decoración era sencilla, no había demasiados muebles que ahogaran la estancia. Tras el sofá tenía colgado un cuadro qué le hice como regalo cuando se mudó a aquella casa.
No es que yo pintara especialmente bien pero me encantaba probar cosas nuevas.
El cuadro en sí estaba pintado con acuarelas y parecía ser una vidriera en tonos azules y verdes. El marco estaba pintado con una técnica llamada craquelado y le daba a la
madera un aspecto envejecido. Quedó mejor de lo que esperaba.
Cuando la puerta se abrió vi con sorpresa a una Ani cargada de bolsas, colorada como un tomate y casi sin aliento.
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El perdón llega de tus manos
RomanceCuando el amor aparece por la puerta de tu trabajo tras unos ojos que parecen devorarte, no te queda más remedio que jadear de deseo. Ela lleva demasiado tiempo escapando de Cupido y Mateo ni se plantea una relación hasta que la conoce. Le trasmite...