Salía despreocupado, alegre y charlando con sus compañeros. Aunque solo veía su perfil, cuando grite su nombre, su cara perdió todo color. Al volverse hacia mí vi que algo no andaba bien, sus compañeros lo miraban con cara de extrañeza, no entendían quien era yo y eso de ninguna forma era un buen augurio. No les había hablado de mí, me quedó bastante claro. Tras unos segundos que parecieron durar mucho más, se despidió.
-Chicos, mañana os veo. Dejándolos atrás se encaminó hacia mí.
- ¿Qué haces aquí? Dijo sin tan siquiera darme un beso y evitando acercarse demasiado.
-¿Por qué no me has avisado de que venías? Podría haberte ido a buscar. Intentaba hablar con serenidad pero su cara reflejaba todo lo contrario, le conocía o eso pensaba yo.
-¿Para que nadie me hubiera visto? Respondí. Esa no se la esperaba, ni siquiera sabía que contestarme.
-¿Por qué no me avisaste? Dijo más molesto.
-No sabía que no podía darte una sorpresa, llevamos dos meses sin vernos y en este tiempo no es que hayamos hablado por teléfono todos los días. Entiendo que tengas trabajo, por eso pensaba que te alegrarías más al verme pero veo que no. Mi pregunta es ¿vas a explicarme qué pasa aquí?
-Vamos a tomar algo, necesito un café, ahí te lo explicaré todo.Comenzamos a andar a un ritmo cada vez más ligero. Me costaba seguirle el paso hasta que por fin llegamos a un café viejo y lleno de jubilados y obreros con su taza, intentando espabilarse antes de la jornada de trabajo.
-¿No había un sitio más feo y sucio que éste?
La barra gritaba por una pasada de bayeta y el suelo no había visto una fregona en años. Las mesas eran viejas y la gran mayoría parecían estar cojas. Éstas ,estaban esparcidas sin un orden aparente. Nos sentamos en una al fondo del local. No quería ni apoyar mis brazos sobre la superficie por miedo a quedarme pegada. No soy especialmente escrupulosa pero, joder, un mínimo. El camarero tras la barra, leía un periódico con manchas de grasa. De sus labios sobresalía un palillo de dientes, lo mordisqueaba haciendo muecas extrañas. Ni siquiera nos miró cuando entramos al sitio. Todo en el local te daba ganas de salir corriendo y no mirar atrás.
-Es el que estaba más cerca. Dijo como respuesta.
-¡Si, ya! Hemos pasado por dos o tres, no me tomes por estúpida Carlos.
Mi paciencia tenía un límite y estaba a punto de explotar. Esperamos en silencio el café. El camarero se había dignado a acercarse y tomarnos nota. A pesar de mi expectación por escuchar lo que tenía que decir, espere pacientemente la llegada de nuestras humeantes bebidas.
Su cara, aún ausente de color. Él ,cada vez parecía estar más y más nervioso.
-Ela, tengo que contarte algo que no te va a gustar.
Aunque yo intentaba aparentar serenidad y hacerme la dura, las ganas de llorar que tenía en aquel momento superaban con creces la calma que mi cuerpo aparentaba. Por dentro se me pasaban veinte mil historias posibles y ninguna tenía buen final.
-No sé a qué esperas.Dije al fin.
No sabía que esperar, se le veía incómodo y yo me sentía observada. Era un local lleno de hombres y yo era la única chica en aquel bar. No quería subir el toro de voz, por lo que respire hondo y me dispuse a calmar mis nervios para escuchar cuanto tenía que decirme.
-¿Te acuerdas de los chicos con los que me has visto antes?
-Sí,¿ Qué pasa con ellos?
En realidad ni me acordaba de cuantos eran y aún menos de sus caras, decir sí fue una gran mentira. En aquel momento solo pude ver su cara de desconcierto y de horror al mismo tiempo. No quise reconocerlo pero me dolió tanto ver esa expresión en su rostro. Lo sabía, sabía que ese lazo que nos unía se había roto.
En realidad, rota estaba yo...
-Bueno ellos son...
-¡Carlos habla de una puta vez!. Dije susurrando, conteniendo las ganas de gritarle. Sabes esas veces que se te hincha la vena del cuello del enfado que tienes y sientes una opresión en las cuerdas vocales. Como si alguien las apretara. Esa rabia contenida queriendo salir pero tú la intentas controlar. Pues así me sentía mientras lo miraba enfurecida a los ojos.
Sin apenas mirarme soltó la bomba.
-Son mis cuñados además de mis jefes.
Ahora cuadraba todo un poco más. Normal su cara al verme.
¿Yo no quería la verdad? Pues ahí la tenía, ahí estaba el verdadero Carlos. Justo delante de mis narices, aunque en realidad estuvo todo el tiempo ahí, ante mí ,solo que no supe ver su doble cara.
-¿De qué estás hablando? O sea que si ellos son tus cuñados,¿Todo este tiempo has tenido novia y no has sido capaz de sincerarte con ninguna de las dos? ¿Qué clase de cobarde y mentiroso eres tú? ¿Cómo has podido estar tanto tiempo mintiéndome? Nada es real, nada de lo que vivimos es real, los ha roto todo. Creía conocerte y me doy cuenta de que no es cierto. Te di cosas, momentos y partes de mí que no volverá a recuperar jamás y todo para descubrir que me enamoré de un mentiroso.
-Ela, perdóname, ella y yo no estábamos bien y realmente creía que lo nuestro no tenía arreglo. Entonces te conocí y vi lo que es una relación de verdad, con alguien que me quiere y a quien quiero. Eres lo mejor que me ha pasado en años.
- ¡Tú no quieres a nadie! Ni a ella ni a mí, solo te quieres a ti mismo y a tu seguridad y por supuesto a tu trabajo. No querías perderlo y por eso callaste e hiciste como si todo fuera normal, como si yo no existiera, como si nada de lo que vivimos hubiera pasado, volviste a tu realidad y a mí me sacaste de tu vida mucho antes de volver aquí. No mereces que te quiera.
Intentó cogerme de la mano pero conseguí zafarme y empujarlo para que no me tocara.
-¡No me toques! ¡no vuelvas a hacerlo! ¿Que soy lo mejor que te ha pasado en años?¡ JA! Dije esta vez gritando, ya no podía contener mi rabia y el poco autocontrol que me quedaba se fue de paseo.
-¡Claro! ¡Cómo no voy a serlo! , te vas a otro país, te lías con la primera tonta que se enamora de ti y tras pasarlo bien vuelves a tu vida dejándolo todo atrás como si no hubiera pasado nada.
Los clientes del bar miraban sin inmutarse demasiado, como si fuera de lo más normal allí ver escenas como esa a diario. El dueño en cambio parecía el más interesado en la conversación, dejando su periódico a un lado, apoyó sus codos en la barra y se llevó cada mano a una mejilla. Espectador de primera fila.
-¿Me equivoco?
-Sí, te equivocas. No es así. Para nada esa fue mi intención al conocerte, todo pasó porque tenía que pasar y no porque yo lo planeara así. Yo no quise aprovecharme de ti, yo solo me enamoré._ no podía seguir escuchándolo, necesitaba salir de aquel antro y deshacerme de esas miradas. Salí y Carlos me seguía por las calles aun alumbradas por las pequeñas farolas que dejábamos a nuestra espalda_
-Ela, te has metido dentro de mí,¿ Crees que ha sido fácil volver aquí, a ser de nuevo Carlos el panadero? ¿A volver junto a una mujer por cobardía a perder el trabajo? ¿ Crees que es fácil para mí no verte, no poder tocarte, besarte o despertar teniéndote a mi lado?
-Pobrecito ¡Que lástima das! ¿De verdad crees que hay excusa para lo que has hecho? _Intentó avanzar hacia mí pero alzando mi brazo lo paré fulminándolo con la mirada.
-Ni te atrevas a acercarte de nuevo Carlos, has perdido todo el derecho. Si no te atrevías a romper con esto, con tu trabajo, con tus cuñados, podrías haber roto conmigo porque el amor no es una cosa egoísta, amar a alguien implica no hacerle daño y si le puedes evitar dolor,¡se le evita!
- ¿ No entiendes que no quería perderte?
- ¿ No entiendes que ya lo hiciste desde el momento en que te fuiste de la isla? Ya tomaste una decisión aquel día.
-Yo lucho por quien quiero y si es verdad que me quieres como dices, habrías luchado por quedarte conmigo, por solucionar tus problemas aquí y por empezar de cero sin mentiras. Pero tú decidiste callar, engañar y vivir el momento sin querer ver que todo tiene una consecuencia y esa ha llegado hoy. Yo me iré y seguro que lloraré mucho por ti, sentiré rabia y dolor, pero son sentimientos que pasarán y dejarán paso al olvido, tú en cambio, no creo que pases página porque volverás a caer en los mismos errores, mientras que yo aprenderé algo de todo esto y es ,a no volver a confiar en un hombre.
Gracias a ti, hoy soy más fuerte, así que ni te acerques y lo más importante, ni se te ocurra volver a llamarme en tu vida.
Tras recorrer unos pasos alejándome de él, sentí su abrazo aferrándose a mi cuerpo, consiguió volverme hacia él y sin remedio me vi atrapada en un beso largo, con ansia, con furia, con dulzura. Mi mente no podía pensar, había entrado en un estado de letargo involuntario, de lucha interna por mantener la cordura y salir del abismo, pero a la vez queriendo dejarme llevar por esa sensación de estar flotando. Me hizo perder todos mis instintos y me dejé llevar, indefensa me adentré en ese beso, notaba su necesidad de mí, el desconsuelo, la lujuria y el miedo.
Sin saber cómo, conseguí apartarme, zafarme de esa farsa, dando un paso atrás, abofeteé su cara con una fuerza que salió de la rabia contenida, dando media vuelta, eché a andar dejando atrás a un Carlos atónito y a un amor de verano demasiado profundo comparado con el tiempo que duró.
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El perdón llega de tus manos
RomantizmCuando el amor aparece por la puerta de tu trabajo tras unos ojos que parecen devorarte, no te queda más remedio que jadear de deseo. Ela lleva demasiado tiempo escapando de Cupido y Mateo ni se plantea una relación hasta que la conoce. Le trasmite...