C A P Í T U L O 12
Fuimos nosotrosRecosté mi espalda en la puerta y a los poco minutos el timbre sonó.
—¡Un momento! —grité mientras secaba mis lágrimas.
Cuando abrí la puerta me encontré a dos hombres frente a mí, uno de ellos me sonrió y lo dejé pasar, otra vez Iker me había visto roja por tantas lágrimas. El otro hombre, para mi sorpresa era Akira, que venía con unas bolsas de comida del restaurante chino "El dragón", las cajas de comida con ese letrero lo delataban.
—Y tú... ¿Qué haces también aquí? —dije, con una de mis cejas levantadas.
Akira se encogió de hombros y entró junto con Iker.
—Me apetecía cenar con ustedes.
—Mi hermano te ordenó que vinieras, ¿cierto? —solté, con la voz un poco alterada.
—No.
Fue lo único que habló tan despacio que parecía que las palabras no querían salir de su boca.
—¿Qué miras? —le dije a Iker mientras caminaba a la cocina y colocaba la comida en los platos—. Es muy poca, no alcanzará para los dos.
—Cocinemos algo juntos —sugirió y asentí.
Iker buscó al lado del refrigerador un delantal y lo colocó sobre su estilizada camisa negra con rayas blancas, las mangas de esta le llegaban poco más abajo del codo.
—¿Sabes cocinar? —dije sorprendida al verlo con tanta disposición.
—Aún te falta mucho por conocerme —sacó una liga y recogió su cabello castaño oscuro.
Siempre me ha gustado el cabello un poco largo en los hombres.
—Solo tenemos fideos japoneses —dije apenada—. Casi siempre pedimos comida a restaurantes, por eso no almacenamos casi nada en la casa —sonreí nerviosa mientras rascaba mi cabeza.
—¿Hay algo de carne y verduras? —dijo Akira, asentí y rápidamente busqué lo que me había pedido—. ¿Has comido Yaki Udon?
—Sí, pero no me gusta, no sabe bien —hice una mueca en desaprobación.
—Eso es porque no has probado mi sabor, confío en saber cocinarlo bien.
Vi como ambos se lanzaron una mirada que no supe como descifrar, era como si estuvieran actuando como rivales para intentar impresionarme.
Sonreí al verlos tan confiados. Me obligaron a sentarme en la isla de la cocina mientras tomaba una copa de vino y ellos movían ágilmente los cuchillos, cortando y triturando diferentes especies. Vi como Akira se detenía a secar el sudor de su frente, realmente estaba tan serio que no dejaba de lucir sexy, mientras que Iker me miraba con unos ojos que solo gritaban «Aquí estoy, solo mírame a mí».
Pasados unos treinta y cinco minutos, ya estaba lista la comida, ya tenía la mesa lista de antemano. Ellos me orientaron que me sentara e hiciera silencio, segundos después, Akira colocó frente a mis narices un gran plato de fideos, Iker dejó un enorme plato de carne con verduras. Se veían extremadamente deliciosos y su olor me decía lo mismo.
—Vamos, come.
—¡Ahh! Está delicioso —puse mi mano sobre mis labios y los miré sorprendida, ellos sólo sonreían.
—Hace tanto que no cenaba con alguien más... alguien que realmente me importe —confesó y me detuve. Su sonrisa se desvaneció y su mirada fue directo al plato.
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El placer de pecar (Bilogía Placeres)
Teen FictionLos amores eternos pueden terminar en una noche, los grandes amigos pueden volverse grandes desconocidos. *** Alice Moss se dió cuenta muy tarde que además de encantarle el cuerpo de él, de fascinarle su alma, su maldad y la forma tan loca de hacerl...