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C A P Í T U  L O 37
Hye

Menuda pérdida de tiempo el día de ayer.

Mi padre me dejó en la entrada de la universidad, los alumnos nuevos y los antiguos, se me quedaron viendo, o bueno, no tanto a mí, si no, a los lujos que llevo encima. Hoy, hacía un poco de aire, el cielo se estaba cerrando. Al parecer en la tarde iba a llover. Un leve escalofrío recorrió mi cuerpo mientras me adentraba en los pasillos, llenos de transeúntes que no dejaban de cuchichear.

—¡Qué sí! —escuché decirle a una morena, alta, muy hermosa—. Al fin dejó de interesarse en ella.

—No puedo creer que Iker haya dejado su obsesión por Alice y ahora esté saliendo con ella —me estremecí, estaban hablando en mis narices, descaradamente.

¿Quién es ella?

Continué a paso lento para llegar a mi casillero. No puedo creer que Iker me haya olvidado tan rápido, no quiero creer que en verdad tenga un lío con esa chica que no tengo idea quien sea. Pero no. No quiero ser mal pensada y entrar en la misma ruleta que mis compañeras han entrado, los rumores. Iker había venido varias veces a mi universidad, era mi protector, es normal que todos, al menos la mayoría lo conocieran, ya que de por sí le gustaba hacerse notar.

Me apoyé en mi casillero mientras dejaba algunos libros y tomaba solo los necesarios. Por mi frente pasaron miles de estudiantes, había un sin fin de olores en el pasillo. Se escuchaba el ruido de las taquillas ser aventadas y al director hablando por el micrófono, dándonos una "agradable" bienvenida. No me arrepiento de las acciones que tomé en aquel entonces porque fueron esas, las que en algún momento, me hicieron feliz. Pero ahora, ahora que no tengo a mi mejor amigo a mi lado, me siento más sola que nunca.

Iker siempre fue el único que nunca me mintió, fue el que siempre me apoyó en todas mis decisiones por más erradas que fuesen. Iker fue el único hombre que a pesar de haberle engañado y jugado con sus sentimientos, siempre me amó. Expectante, como una verdadera psicópata, le vi. Pasó por delante de mi taquilla, con sus nuevos pantalones ajustados y su camisa más que apretada. Iba acompañado de otra chica. Mi corazón comenzó a desbocarse cuando él puso su mano sobre el hombro de ella. Me miró, pero no me trasmitió nada más que frialdad, fue algo momentáneo ya que después observó a esa víbora y le susurró algo en su oído.

Acto seguido llevó su mano derecha a su cabello y lo acarició. Sonreí. Le había mentido. Iker tiene la manía de peinar sus hebras castañas cuando miente. No sé qué fue exactamente eso que dijo, pero ella me observó, me miró con cara de asco y luego lo besó.

¿Enserio? ¿¡Te doy asco!?

Ambos sonríen cínicamente mientras se toman de las manos. Iker le agarra el culo y continúan sus andares hasta que entran al laboratorio de Biología. Bufé. Ni siquiera sabía por qué estaba aquí si ni siquiera estaba estudiando. Avento la taquilla y me maldigo, ahora me fastidia tener que compartir clase con él.

¿Por qué? ¿Qué tiene ella que no tenga yo?

Fijé mi vista en la puerta barnizada de color blanco. Suspiré y entré, por suerte había llegado temprano. Él estaba sentado en la última fila, escondido entre los cabellos de esa mujer. La acariciaba mientras interactuaban miradas. Parecía enamorado. Me había sentado como de costumbre en la segunda fila, cerca de la ventana. Encima de la mesa había un tablero de laboratorio con la parte superior de color negro, las mismas de todos los años. Ya compartía la mesa con otro estudiante. No alcé la vista cuando él depositó el libro sobre la mesa, sin embargo, alcancé mirarlo de reojo.

Me incliné en dirección opuesta, sentándome en el borde de la silla. Dejé caer mi corto cabello sobre mi hombro izquierdo mientras inclinaba la cabeza, observando hacia afuera, creando una pantalla oscura entre nosotros. Había comenzado a llover. El profesor llegó, se presentó y como cada año, cada alumno le tuvo que dar su comprobante de asistencia a clase. No supe qué le dijo Iker pero lo dejó estar a pesar de que no era un estudiante universitario. Por desgracia, el señor Min comenzó a hablar sobre la anatomía celular, un tema que estábamos tratando desde finales de segundo año. De todos modos, tomé mis apuntes con cuidado, sin apartar la vista del cuaderno.

El placer de pecar (Bilogía Placeres)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora