22: El placer de pecar Pt1

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C A P Í T U L O  22
El placer de pecar pt1

Me remuevo incómoda sobre el asiento de piel blanca y vivificante. Eiser está sentado a mi lado, tomando de un vaso, un Bloody Mary, nunca he comprendido su afán hacia esa bebida picante. El vuelo había despegado hace más de catorce horas, faltaba poco para llegar. A pesar de  que nos encontramos prácticamente al otro lado del mundo, estaba sumamente feliz.

Antes de salir, mi estado de ánimo estaba de lo peor. Mientras recogía la ropa para hacer la maleta, mi móvil comenzó a vibrar. Para mí sorpresa y no tan buena, se trataba de Amelia. Dudé en contestar la videollamada, pero cuando volvió a insistir, supe que el tiempo estimado se había acabado.

—¿Vas de viaje? —dijo ella viendo el montón de ropa que se había quedado sobre la cama. Asentí—. Espero que no sea una huída.

Me reí sin ganas, realmente no me había agradado su comentario.

—Es algo de un par de días —dije y para cortar la conversación fui directo a lo que ella necesitaba escuchar—. Eiser tiene algunos enemigos, estuve secuestrada por una mujer que está firmemente buscando un documento, algo llamado contabilidad B, posiblemente quiera saber cada uno de los trapos sucios de Eiser. Fingí no saber nada, ya que nadie puede adelantarse en nuestra misión. 

—Eso es bueno —contestó—. ¿Hay algo más?

—Akira irá al viaje junto a nosotros, Iker a sido relevado de sus funciones. Y... ah, sobre Akira, estamos siendo un poco más cercanos. Lentamente —dije—, supongo que cambiarán algunas cosas si me acerco más a él.

—Mientras descubras lo que necesitamos, no tienes que tener algún roce con él.

—Está bien —finalicé.

—Descubre su contabilidad B, entrégalo a las autoridades anónimamente y luego finge que sus enemigos fueron los causantes.

Asentí, pero por dentro sentía que moría.

Volviendo a la realidad, Eiser había insistido en que empacara mi lencería  más sensual, mi ropa más ajustada y bonita. No tenía idea de cuáles eran sus planes pero estaba ansiosa por descubrirlos. Nunca había ido a Francia, tampoco a París, mi entrenamiento solo se basó en cumplir los deseos de Amelia para satisfacerlo a él.

Media hora restaba para llegar a nuestro destino, media hora en la que seguiré desnudando con la mirada a Eiser, él lo sabe, sabe que me he pasado todo este tiempo vigilándolo y siguiendo cada mínima acción que toma.

—Eiser —su mirada se topa con la mía de inmediato—. Debemos tener una conversación importante.

—Por supuesto, pequeña —gira su vista a la azafata y tuve que morder mi labio para controlar los celos—. Aun tenemos que conversar sobre tus lecciones, sobre Iker y Donovan.

La azafata respondió a su llamado y se acercó ávidamente a nosotros. Su mirada estaba llena de deseo hacia mi hermano, podía apreciar cómo lo miraba, no llevaba puesto sostén y sus pezones se endurecieron con un mísero tacto de él.

No es tuyo, bonita.

Eiser con un semblante impasible le pide un vodka, pone su mano sobre mi muslo, abriéndose paso entre estos, hasta que llega a rozar la yema de sus dedos con mi clítoris. Me sonrojé y solté un leve jadeo. Me sentía como una maldita puta, me estaba acariciando delante de ella, le estaba dando a entender que yo soy su chica, y eso me hacía estremecer demasiado.

Faltaban unos minutos para aterrizar en París, podía ver como la azafata se marchaba mientras Eiser me obligaba a abrir mis piernas para luego bien despacio, introducir su dedo corazón en mi más que húmeda vagina. Tomó mi rostro y lo pegó con rudeza a la ventana, podía ver las luces de la ciudad mientras sentía un leve cosquilleo en mi vagina.

El placer de pecar (Bilogía Placeres)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora