🌺Capitulo 32🌺

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𝐄𝐥 𝐫𝐞𝐟𝐮𝐠𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐜𝐡𝐚𝐧𝐞𝐪𝐮𝐞𝐬

-¿Y tú?- preguntaste levantándote, habías despertado a Xóchitl.
-Yo haré mi parte, cada uno tiene su destino y su deber- este camino atrás de nosotros y golpeó el suelo con su bastón, luego tiró un polvo verde. Todo el camino se volvió verde -¡Regresen la estatuilla! ¡Ya!-
Nos empujó a mí y a Leo.

-¡Te van a destruir!- le dijo Leo.
Los otros empezaron a correr, tú también, luego Nando y Leo se pusieron a tu lado.
Atrás de nosotros apareció una luz blanca, agarraste el brazo de Leo y hiciste que corriera. La luz verde parecía agua, porque cuando avanzamos se movía.
En un momento paramos porque había una cantidad y la luz no llevaba a una montaña.

-Esta un poco seca para hacer laguna- hablo Nando.
-¡Rápido!- se escuchó la voz de Leo atrás de nosotros, todos nos dimos vuelta mirándolo.
Se encontraba cerca de un árbol gigante, Nando, Diego y yo nos acercamos corriendo.
-Vayan, nosotros trataremos de detenerlos-
Nando empezó a subir, te acercaste y miraste a Diego.
-Ven, te ayudo- este se acercó y lo ayudaste.
-Ves tú primero- dijo Leo viéndote, aceptaste con la cabeza y subiste.
La verdad no te costaba nada, ya que en el pueblo donde estabas había muchas colinas, y te trepabas.

-No vayas a voltear para abajo- dijo Nando mirando Diego, un poco de tronco cayó en mi cara y después a Leo.
-¡Ay!¡Virgen santísima!- grito subiendo rápido. Seguimos subiendo, pero escuchamos un par de ruidos, chaneques se estaban subiendo.
El arbolempezó a temblar y se empezó a caer, los 3 empezamos a gritar, cuando chocó con el suelo, Diego se soltó y se estaba por caer al vacío.
Te acercaste y le agarraste la mano justo cuando se se estaba por caer.
-Ay, ¿Viste como casi te caes al vacío?- dijiste con una sonrisa.

-Y yo heróticamente te- una serpiente empezó a subir por tu brazo, asustada pegaste un grito. -¡Tranquila! Las venenosas son las rojas-
-Ah, mira, justo como esta- mirando a la serpiente que rodeó tu cuello -¡AY!¡AY!NANDO AYÚDAME!-
-¡Ay!¡No te muevas!¡Yo te la quito!- dijo agarrando una ramita.
En vez se pegarle a los animales empezó a pegarle en la cara, y luego te tiró la ramita.

-Le erraste- dijiste, los rayos del sol empezaron a salir, gritaste de nuevo y empezaste a zapatear -¡Nando!¡Sacamelos!- gritaste.
Nando se acercó y miro a los animales y los sacó.
-Son criaturas de la noche- habló serio Nando, ayudándote a pararte, viste como Leo y Xóchitl se acercaban -Su oscuro ser no resiste el brillo del poderoso astro rey- ya parada viste al mayor rara -¿Algo así, no?-
Leo te miro -Vamos, ya estamos cerca-

Seguimos caminando, tocaste tu cuello traumada por la serpiente.
-¿Estás bien?- pregunto el morocho poniendo una mano en tu espalda.
-Sí... Solo que... Se me puso una serpiente- miraste al suelo traumada.
Leo se reía por tu cara, le sonreíste.
Ya estábamos adentro de la cueva, Nando prendió un velador, corrimos un poco.
-Órale, sí está bien bonito- hablo Nando parando.
-Shhh- se acercó Leo -Mira- le señalo arriba, varios chaneques estaban durmiendo.

Leo apuro a su hermano para correr, cuando seguimos caminando nos dimos cuenta que Xóchitl estaba desapareciendo.
-Se terminó la energía, ____, Leo, sé que pueden lograrlo. Yo siempre he creído en ustedes- y desaparicio.
-Xochitl...- dijiste, hubo un silencio, Nando puso una mano en el hombro de su hermano y se lo llevó con fuerza.
Tu y Diego se miraron y avanzaron, había un camino para arriba, empezaron a correr, un agujero había y una luz violeta se hizo presente, cuando llegaron miraron.

Leo le tapó la boca al niño al ver que varias personas estaban atrapadas con gemas violetas, Nando intento acercarse para ver, pero se cayó. Leo y yo bajamos, él estaba adelantado, este se puso atrás de su hermano, cuando el mayor se dio vuelta, gritó asustado y le pegó un puñetazo en la cara.
Leo se tocaba el lugar y lo miraba mal, te acercaste al chico y lo miraste, Diego bajó las escaleras y miró un lugar sorprendido.
-¡Papá!- y corrió el lugar donde se encontraba Joaquín.

Te acercaste corriendo y con amiga amabilidad intentaste callarlo.
-Diego. No puedes hacer nada. Es un hechizo- lo abrazaste, este te abrazó mientras lloraba, sentiste como Leo se puso atrás de ti,
mirándolos -Concéntrate. Vamos a regresar la estampilla y tu papá será liberado- dijiste tomándolo de los cachetes.
-Sí...- te paraste, ya que estaba arrollada y caminaste un poco.

-Vamos- dijo Leo avanzando, tú lo seguiste, y luego Diego, Nando iba último.
-Esta es la famosa fuente del altar-
-Oh, sí- contestó Diego -Pero es que antes tenía agua-
-¿Y ahora?-
-Pues ahora lo tiene- le contesto Nando -¿Pues no ves? Está todo seco-
-Me refiero a que sigue ahora-
-Hay que poner el ídolo en su lugar-dijiste mirandolos.
-Los chaneques volverán a ser los mismos y me regresarán a mi papá-

Nando sacó la cosa, pero se le resbaló y empezó a caerse por las piedras.
Leo y todos fueron rápido a buscarlo, Leo al final lo agarró.
Nando se ríe alto y levantó los brazos y festejó alto -¡Eso chisguete!- cuando se dio cuenta que gritó se tapó la boca.
Todos los chaneques se despertaron.
-¡Corran!- grite al el dúo de jóvenes, Nando agarró a Diego y corrieron para atrás, pero volvieron a ver que chaneques estaban ahí, Nando agarró una rienda y se tiró.

Llegaron a donde tenían que poner el objeto.
Nando adolorido se dio vuelta -¡Chisguete! lánzamela-
Me di vuelta -¡Corre!- dijiste saltando a la piedra de adelante.
-¡Por favor! ¡Confía en mí!-
-¡Lánzamela!- gritaban Nando y Diego.
-¡Yo sé que pueden!- gritó Leo para lanzárselo a Nando.
Ah este le rebotó la cabeza y lo agarró Diego, Leo y yo llegamos, subieron a la lo que quedaba de la escalera y se acercaron a la Fuente.

-¡Hey!¡Hey, tranquilos!- grito Nando alzando la cosa -Aquí está su estatuilla en perfecto estado- Leo y yo nos quedamos en la mitad de la escalera, viendo como los chaneques pasaban alrededor de nosotros para ver al mayor, el morocho tomó tu mano y fueron rápidos con ellos.
-La paz será restaurada entre los hombres y chaneques regresara la armonía. Cúbranse los ojos- Nando puso la estatuilla en la roca, al ver que no sucede algo miramos raro.

-Esperen- golpeo la cosa -Ay. ¡Caray!- Nando nos miro a nosotros, pero negamos con la cabeza sin saber.
Nando golpeaba la cosa para que pase o apareciera algo, pero lo único que pasó fue que rompió la estatuilla.
-¡Ay, listo!-
-¡Nando idiota, lo rompiste!- le grite poniendo mis manos entre mi pelo, y tdo lo se oscureció.
Leo enojado lo agarro de la remera y lo miro mal -¿Que hiciste?-

Los cuatro miramos a los chaneques, que nos miraban con mucho odio, de la nada se empezaron hacer grandes.
-¡Rapido por aquí!- dijo Leo empujandonos.

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𝑆𝐼𝐸𝑀𝑃𝑅𝐸 𝐴 𝑇𝑈 𝐿𝐴𝐷𝑂 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora